Luego de una de las peores derrotas electorales del PRI, su presidente nacional –Manlio Fabio Beltrones–, presentó su renuncia al cargo.
Congruente con su trayectoria política, congruente con sus habilidades políticas y congruente con su partido político; Manlio Fabio se va en buenos términos con el PRI, en aras de contribuir a la regeneración del tricolor.
Eso sí, sólo queda esperar a que la partida de Beltrones no se convierta en una simulación. Sigue fresca en la memoria la 14 Asamblea Nacional del PRI en los tiempos de Luis Donaldo Colosio, donde el “nuevo PRI” –que nació ese día–, resultó con las mismas mañas del añejo tricolor.
No está de más recordar que Manlio Fabio Beltrones no se va solo. Al otro lado del espectro político también renunció Agustín Basave, dirigente Nacional del PRD.
Esto nos confirma que los dirigentes de partido ya entendieron que la derrota en las urnas es, además, el fracaso de sus proyectos políticos.
Y que, igual que entendió el dirigente nacional del PAN en 2009, Germán Martínez –quien renunció al día siguiente de la derrota de su partido en la elección intermedia de ese año–; los presidentes de partido que tengan un poco de congruencia, deben abandonar el cargo luego de las derrotas electorales.
Al respecto, no sobra preguntar, ¿el dueño de Morena, Andrés Manuel López Obrador, entenderá algún día este principio básico en democracia?
Por cierto, una advertencia. Beltrones se va del PRI pero sería un error darlo por muerto. Pocos políticos son tan hábiles como Manlio Fabio. Así que no se equivoque, en la sucesión presidencial todo puede pasar.