“Para que vean lo que se siente“, ha dicho el candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, respecto a que los a los funcionarios del gobierno federal se atenderán en el IMSS, en el ISSSTE o en el Seguro Popular.
Sin embargo, en vez de su discurso de advertencia, no sólo no propone cambios en el sector salud para seguir con las mejoras que se han presentado en el rubro durante el presente sexenio. AMLO omite mencionar que en 2013, optó por servicios privados cuando sufrió un infarto al miocardio.
En un buen ejercicio periodístico, este lunes El Financiero evidencia lo anterior, cuando expone que el tabasqueño ha puntualizado en lo que va de su campaña que de ganar los comicios de julio próximo, cancelará el servicio de médico privado para los altos funcionarios públicos.
Sin embargo, el 4 de diciembre de 2013, de manera curiosa, cuando inició la discusión de la Reforma Energética del presidente Enrique Peña Nieto en el Senado, Andrés Manuel ingresó al Hospital Médica Sur con un cuadro de “infarto agudo al miocardio”.
Hay que tener tantita… congruencia. En ese entonces, López Obrador ya preparaba el registro de Morena como partido, echó mano de un seguro médico que oscila de entre los 22 mil a los 150 mil pesos anuales, de acuerdo con la Condusef.
Hay que recordar que, el mesías tropical ha optado también por ir con la bandera de la austeridad. Sabemos que AMLO no predica con el ejemplo y no sabemos de qué ha vivido durante más de 12 años. De manera cínica, no ofrece soluciones, pero sí advierte –a su viejo estilo– algo de lo que ha echado mano en toda su carrera política.
Veremos si, en caso de ganar, Andrés Manuel López Obrador opta por acudir mes con mes a los nuevos servicios que ofrece el IMSS o el Seguro Popular. Y en caso –esperemos que no suceda– tiene otro problema de salud, tenga bien a ser congruente y no usar los servicios médicos privados, como todos sus hipotéticos funcionarios.