Ante el brote de coronavirus en México, la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México instaló carpas en siete prisiones, con capacidad de 150 camas y servicios básicas, que tendrán el objetivo de atender eventuales casos de reos contagiados con la nueva cepa.
En ese sentido, Hazael Ruiz Ortega, titular de dicho organismo, señaló que se trata de una medida preventiva para garantizar el derecho a la salud de las personas privadas de la libertad y apuntó que, hasta el momento, ningún interno ha sido diagnosticado con COVID-19.
Por otro lado, el funcionario detalló que se le está dando prioridad a la aplicación de pruebas para detectar posibles contagios, sobre todo, en los nuevos ingresos.
Existe indiferencia y abandono hacia el sistema penitenciario
Sin embargo, para Fernanda Dorantes, directora jurídica de Reinserta, existe un panorama poco alentador de indiferencia y abandono hacia la población penitenciaria, situación que podría agravar la crisis en los centros de reclusión.
Aunado a lo anterior, le solicitó a los tres niveles de gobierno que salvaguarden a segmentos de mayor riesgo, como los menores que viven en las prisiones al igual que las mujeres en etapa de lactancia.
“Es el camino incorrecto, porque además del manejo de la crisis en materia de salud, los centros de reclusión presentan un reto de gobernabilidad que puede derivar en una problemática de seguridad nacional”, dijo Dorantes.
Lo que más le preocupa a la activista, es la salida de los niños de los centros penitenciarios, pues se generan dos situaciones complejas: La ausencia de redes familiares al exterior y la falta de certeza de la condición en la que estarán los menores.
“Tenemos leyes, como los derechos de los niños, que establecen todas las facultades para procurar y salvaguardar la integridad de la niñez; sin embargo, en muchas cuestiones son omisos, simplemente no están haciendo las cosas”, concluyó.
Para nadie es un secreto que el sistema penitenciario también ha sido abandonado —existe sobrepoblación, abusos, extorsiones, etcétera— y, ahora, con la emergencia sanitaria todos sus atrasos y descuidos florecen, algo que puede poner en riesgo la vida de miles de presos.
Con información de Milenio
