Alianzas, cuestión de supervivencia

El 17 de enero, en Colima ocurrió un fenómeno singular: durante la elección extraordinaria de gobernador, el partido más votado fue el PAN; no obstante, el partido que se alzó con el triunfo fue el PRI. ¿Cómo ocurrió eso?

Simple. Los votos de otros partidos –aliados del PRI–, dieron al tricolor la ventaja que necesitaba para superar a la competencia.

Es así que luego del ejemplo de Colima, todo apunta a que las alianzas serán la regla –y no la excepción–, en el proceso electoral del próximo cinco de junio.

Y es que todo aquel político que no concrete un acuerdo con otros partidos tendrá dos opciones:

La primera, contender por la vía independiente.

La segunda, tirar la toalla.

En esta lógica, vale la pena revisar cómo van las negociaciones entre el PAN y el PRD en materia de alianzas.

Hasta este momento, el destino de las alianzas entre el PAN y el PRD seguía siendo incierto.

Las únicas alianzas seguras son las de Durango y Zacatecas.

En el resto de los estados —10 en total—, todavía no hay nada para nadie.

En Durango, según se sabe, el candidato de alianza sería el senador panista José Rosas Aispuro.

Mientras tanto, en Zacatecas todo indica que el abanderado sería el ex priista —y antes perredista—, Pedro de León Mojarro.

Otras dos alianzas que cuentan con la aprobación del PRD son Oaxaca y Veracruz.

No obstante, el panismo no les ha dado el visto bueno.

En el primer caso, el de Oaxaca, los perredistas llevarían la mano. El problema es que el partido amarillo no se decide entre el senador Benjamín Robles o el diputado federal José Antonio Estefan.

Mientras que en Veracruz, el panismo seguramente ungirá a Miguel Ángel Yunes en el candidato del PRD y del PAN.

En los ocho estados restantes, la alianza habría fracasado en cuatro:

El primero. Tlaxcala, donde las senadoras Adriana Dávila del PAN y Lorena Cuéllar del PRD frustraron el Acuerdo.

El segundo. En Aguascalientes, donde el PAN repetiría con su candidato de 2011, Martín Orozco; mientras que el PRD se decantaría en favor de la senadora Angélica de la Peña.

El tercero, Hidalgo donde el panismo local se opuso a postular al perredista José Guadarrama Márquez.

Y el cuarto, Quintana Roo; un estado donde tampoco el PRI se pone de acuerdo.

En los cuatro estados pendientes, la moneda está en el aire.

En Sinaloa, el panismo podría hacer las pases con el diputado Manuel Clouthier y hacerlo candidato de alianza.

En Tamaulipas, el PAN ya nombró como su candidato al senador Francisco García Cabeza de Vaca. No obstante, el PRD todavía puede subirse al barco.

En Puebla, un sector del perredismo se opone a sumar fuerzas con el gobernador panista Rafael Moreno Valle quien, dicho de paso, empuja a su delfín, Antonio Gali, alcalde de Puebla capital.

Hace instantes, el perredismo local anunció que sólo haría alianzas con otros partidos de izquierda. No obstante, viene a cuenta recordar que las alianzas se pactan y se amarran en las dirigencias nacionales.

Y en Chihuahua, todos los dedos apuntan a que el senador panista Javier Corral será el elegido. Sin embargo, no termina de quedar claro si corral irá con los azules o también será candidato de alianza.