Desde el inicio de su gobierno, Andrés Manuel López Obrador sólo se ha dedicado a buscar excusas para justificar sus fracasos, a echarle la culpa a otras personas por los errores que ha cometido y a atacar a aquellos que se oponen a su régimen corrupto y autoritario llamado “Cuarta Transformación”.
Entre sus objetivos “favoritos” está la prensa, para ello todas las mañanas desde Palacio Nacional lanza calificativos como “hampa del periodismo”, “conservadores”, “fifís” para difamar y arremeter contra aquellos periodistas, especialistas y medios de comunicación que no hablan bien de él.
Como ejemplo, tenemos la sección “Quién es Quién en las Mentiras de la Semana”, en donde el mandatario tabasqueño, a través de su lacaya Ana Elizabeth García Vilchis, descarga todo su odio y rencor contra aquellos comunicadores que exhiben las corruptelas e irregularidades de su administración.
Sin embargo, tres años de dedicarse a atacar la prensa parece que han comenzado a dar frutos, pues todo parece indicar que la sociedad comenzó deje de confiar en en los periodistas.
Así lo exhibe el columnista Diego Salazar quien señaló que tradicionalmente los medios de comunicación contaban con altos índices de confianza en México.
Sin embargo, dijo, poco a poco la ciudadanía comenzó a dejar de creerles.
Para ello, publicó datos del Digital Report del Reuters Institute, las cuales marcan que en 2019 el 50 por ciento de los mexicanos decía desconfiar de lo que se decía en la prensa.
“Solo un año después, la edición 2020 del mismo estudio reportaba una caída de 11 puntos. Para entonces, solo 39% de los mexicanos expresaba su confianza en los medios. El diagnóstico del informe era unívoco: “El nuevo gobierno y un ecosistema político profundamente polarizado han tenido un impacto negativo en la confianza en las noticias”, se lee en la columna “¿Qué significa el éxito de la estrategia de López Obrador contra la prensa?”.
Ante ello, advirtió que la estrategia de comunicación de la 4T, basada en atacar a la prensa, no sólo ha sido un éxito, sino que ello abona a que los ataques a periodistas sean cada vez mayores y efectivos.
“Por ello el gobierno mexicano no hace sino redoblar la apuesta. El presidente ha llegado al punto de responder a una denuncia periodística exhibiendo los supuestos ingresos de uno de los periodistas que divulgó la información. Esto en el “el país más mortífero del mundo para la prensa”, según el más reciente informe de Reporteros Sin Fronteras, que ubica también a México en el puesto “179 de 180 del indicador de seguridad para los periodistas”. Y, pese a los airados reclamos de una parte del gremio periodístico, aquí no pasó nada”, indicó.
A continuación puede consultar el texto íntegro
Con información de The Washington Post
MSA
