En los últimos días, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha protagonizado un pleito contra un grupo de congresistas republicanos quienes propusieron que el Ejército de los Estados Unidos invada México para enfrentar a los cárteles de droga.
El mandatario tabasqueño aseguró que nuestro país no era colonia de nadie, rechazó cualquier tipo de intervención de gobiernos extranjeros y le exigió a las autoridades norteamericano que respetaran la soberanía de México.
En ese sentido llamó “mequetrefes“, “prepotentes” e “intervencionistas” a los legisladores republicanos quienes buscan calificar como terroristas a los cárteles mexicanos.
Por ello, les advirtió que su gobierno implementará una campaña para hacer un llamado a mexicanos e hispanos que viven en ese país a que no voten por políticos republicanos.
Sin embargo, esta actitud retadora, porril y bravucona de López Obrador se contradice cuando se trata de sus lacayos aplaudidores.
Para ello, tuerce y modifica la ley a su conveniencia con tal de defender a aquellos extranjeros que aplauden sus decisiones erróneas y alaban a su gobierno corrupto, criminal, represor y autoritario.
Esta semana, López Obrador envió a la Cámara de Diputados una iniciativa para reformar el artículo 33 de la Constitución, el cual establece que “los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país”.
“El Ejecutivo de la Unión, previa audiencia, podrá expulsar del territorio nacional a personas extranjeras con fundamento en la ley, la cual regulará el procedimiento administrativo, así como el lugar y tiempo que dure la detención”, se lee en el mencionado artículo.
Si se aprueba la reforma, esta parte quedará eliminada y habrá un añadido que va en una dirección totalmente opuesta: “…queda garantizado su derecho [el de los extranjeros] a la libre manifestación de ideas”.
Además, la capacidad del titular del Ejecutivo para expulsar queda limitada a los casos en que se acredite que la estancia de un extranjero “constituye un riesgo o afectación a la seguridad nacional”, y siempre después de haber recibido audiencia y haber agotado “el procedimiento administrativo que señale la ley”.
En caso de que el Poder Legislativo apruebe esta iniciativa, ahora las personas extranjeras que den su punto de vista sobre la política del país sólo recibirán un llamado a conducirse.
Con esta modificación, Andrés Manuel quiere beneficiar al español Abraham Mendieta, asesor de Morena y uno de sus más fieles vasallos, y a quien Felipe Calderón pidió su expulsión del país.
El que debe ser expulsado del país por interferir en asuntos políticos que sólo nos competen a los mexicanos y no a los extranjeros eres tú, de acuerdo con la Constitución. Fuera!
— Felipe Calderón 🇺🇦 (@FelipeCalderon) December 7, 2022
Con esto, queda demostrado la doble moral de la 4T.
Por un lado, López Obrador reprueba y condena que en EE.UU. se haya propuesto intervenir en nuestro país; y al mismo tiempo permite que extranjeros intervengan en la política de nuestro país para que operen a favor su movimiento corrupto.
Con información de El País y Radio Fórmula
MSA
