2017, el respiro

Erza Shabot

Este 2017 que está por concluir apuntaba a convertirse en una verdadera catástrofe para nuestro país. La elección de Donald Trump y las amenazas de acabar con el TLC y construir un muro en la frontera, ponían a México en la fila de los más damnificados por el ascenso al poder de un aprendiz de brujo en el país más poderoso del planeta. Sin embargo, la democracia norteamericana, sus instituciones y su sociedad civil han sido lo suficientemente sólidas para contener, hasta ahora, los absurdos que podrían haber dañado seriamente la vida de millones de seres humanos.

Es cierto que el ascenso de Trump destapó los prejuicios y valores más bajos de la sociedad norteamericana, como el racismo, la xenofobia y la misoginia, como parte de ese mundo que se encontraba agazapado esperando el momento para saltar y Trump le dio la oportunidad y la carta de legitimidad para ello.

En México, la decisión de principio de año de liberar el precio de las gasolinas desató una espiral inflacionaria que nos llevó de 3.0 a más de 6.0 por ciento de inflación en medio de una devaluación del peso mexicano, producto más de la especulación trumpiana que de cualquier variable interna a controlar. Prácticamente sin inversión pública y con una privada temerosa del futuro inmediato del país, las exportaciones no petroleras siguieron creciendo por una combinación del tipo de cambio débil y una economía de Estados Unidos en expansión permanente.

Los estados del sur de la república, arrastrando su pobreza histórica, se vieron perjudicados por la caída en la producción y el precio del oro negro, registrando terribles números negativos en medio de un crecimiento de la violencia regional.

Y es que es en el terreno de la inseguridad donde las cosas se volvieron a salir de control. Con cifras oficiales que vuelven a convertir al país en un terreno altamente peligroso en un número creciente de localidades, el tema de la recién aprobada Ley de Seguridad Interior pone en la mesa de las discusiones la estrategia de seguridad y sus resultados obtenidos, en el marco de una necesaria redefinición de responsabilidades entre gobierno federal y entidades estatales, donde los gobernadores son pieza fundamental para explicar el desastre en la conformación de policías estatales confiables.

A pesar de esto, la generación de empleos, o más bien traslado de empleos informales a la formalidad, en una economía creciendo a 2.0 por ciento, compensa en parte la pérdida de poder adquisitivo ocasionada por una inflación de más de 6.0 por ciento. Pero el impulso de la exportación y el consumo, que sirvió para superar todos los obstáculos que podrían haber llevado a una recesión, empieza a apagarse en un fin de año en donde eventos catastróficos, como los terremotos y huracanes, cobraron también sus cuentas al erario público y la ciudadanía en general.

La conformación de tres grandes bloques electorales es la nota política de este 2017. Meade, Anaya y López Obrador se presentan en una elección en donde la novedad es ver al PRI con un candidato a la presidencia no afiliado al partido, y a un joven panista liderar la primera alianza PRD-PAN para intentar llegar a Los Pinos, mientras AMLO repite la misma historia de los últimos 18 años.

Sobrevivimos el 2017 en mejores condiciones de lo que esperábamos al empezar este año; y si no hay mayores sorpresas en el ámbito de lo económico en relación al TLC y algún otra locura trumpiana, toda la atención se centrará en ver si la ciudadanía opta por la permanencia de los tricolores con una figura ajena a su grupo interno, o por el cambio de la primera alianza presidencial entre la izquierda y la derecha, o si finalmente decide que debemos regresar al México de los caudillos, con todo lo que esto implica.