En los últimos días se han intensificado las denuncias sobre consumo de drogas, robos, agresión física y exhibicionismo en el bosque de Tlalpan.
Incluso el pasado sábado, cerca de 100 personas se reunieron en la entrada principal del espacio en cuestión con el fin de exigir más seguridad a la autoridad capitalina.
Los integrantes de la Asociación Civil de Corredores del Bosque de Tlalpan acusaron a las autoridades de tener sólo dos unidades de seguridad en la zona, lo que permite a los visitantes ingresar con cualquier tipo de objeto, arma o estupefaciente, y además reprocharon las insuficientes medidas de protección contra robos.
Las denuncias se hicieron recurrentes luego de que el pasado 5 de octubre se informara que una corredora fue agredida físicamente por un hombre, el cual además abusó de ella, por lo que tuvo que ser hospitalizada.
A partir del incidente, Hiram Almeida, titular de la Secretaría de Seguridad Pública, anunció que a partir de ahora 200 elementos uniformados vigilarán la zona para evitar más percances.
No obstante, antes de la medida –que no necesariamente vaya a funcionar–, la Secretaría de Seguridad acusó a la delegada de Tlalpan, Claudia Sheinbaum, de incumplir con sus funciones, pues la responsabilidad del bosque es parte de su labor.
Mientras tanto Sheinbaum asegura que es Tanya Müller, secretaria de Medio Ambiente del gobierno capitalino, la que debe poner atención al área.
De este modo se pone al descubierto la irresponsabilidad de las tres instancias para cumplir con su parte correspondiente, y queda claro que es más fácil hacer promesas de campaña y culpar a los demás antes que asumir una culpa.
