Lo dicho, Kirchner camina por la misma ruta que Dilma

Dispuesta a enfrentar la justicia de su país, Cristina Fernández de Kirchner –expresidenta de Argentina–, regresa “sin miedo” a su patria para responder, principalmente, a las acusaciones de venta de dólares a futuro.

Este fin de semana, en la prensa internacional corrió como pólvora la versión de que Cristina Fernández había sido acusada de lavado de dinero en los tribunales de su país.

Acaso por eso, la exmandataria –predispuesta al drama y al escándalo–, salió a los medios a advertir que no tiene miedo, que intentan desprestigiarla y que ella responderá a las acusaciones en su contra.

Sin embargo, a Cristina se le olvida que algunos también le achacan escándalos como el asesinato del fiscal Alberto Nisman, defraudación, relación con el crimen organizado, y sus siempre molestos aires de grandeza.

Aun así, la viuda de Néstor Kirchner se dice confiada. Ella sabe que mantiene el apoyo de la corriente kirchnerista y de algunos argentinos que ya la esperan de vuelta en Buenos Aires.

Sus cercanos dicen verla de buen ánimo; dicen además que tiene la intención de mirar al juez a los ojos para demostrar que no hizo nada malo.

No obstante, aquí insistimos en que Cristina Fernández podría ser la nueva Dilma Rousseff, actual presidenta brasileña, a quien acusan de haber cometido actos de corrupción.

Y mientras se sabe si son peras o manzanas, lo cierto es que a meses de que Cristina salió de la Casa Rosada de Buenos Aires, dos socios comerciales de la familia Kirchner –Cristóbal López y Lázaro Báez– fueron llamados a declarar por participar en presuntos actos de corrupción en los que se realizaron millonarios giros de dinero. A estos empresarios se les acusa de tener cuentas bancarias en Suiza y desde 2008 –un año después de que Fernández fuera ungida como presidenta– los números de Báez fueron incrementados en 1.200 por ciento.

Asimismo, por la corrupción estalló el entorno de Cristina. Lázaro Báez acusó a Alicia Kirchner, cuñada de Cristina Fernández, y a Ricardo Echegaray, excolaborador de Cristina, de no poder justificar sus patrimonios.

Al parecer, las traiciones están a la orden del día. Diego Bossio, excolaborador de Cristina Fernández, cobró la factura a la exmandataria y se pasó del lado de Mauricio Macri. Esto luego que Cristina no apoyó sus intenciones de llegar a gobernador de Buenos Aires.

Y no todo es miel sobre hojuelas. Ante la llegada de su antecesora, Mauricio Macri, actual presidente de Argentina, se pronunció en un acto público por una “Argentina donde no haya impunidad”.   

Si bien Cristina Fernández tenía posibilidades de regresar a la política en Argentina, habrá que ver si sale bien librada de la justicia de las Pampas.