Infancia es destino

El Informe de Desigualdades 2018 de El Colegio de México, nos presenta un terrible panorama de desigualdad en nuestro país, con una movilidad social de apenas 2.1 por ciento.

Esta movilidad, sumamente baja, implica que el país no tiene un sistema efectivo para igualar las oportunidades de acceso de los ciudadanos a bienes y servicios cruciales.

Al contrario, nos demuestra que el origen económico determina, en muy buena medida, las condiciones socioeconómicas que experimentarán cuando sean adultos.

Triste realidad que requiere un cambio de fondo y que se exacerba con las mujeres.

Es por ello que el incremento de recursos en el Presupuesto de Egresos de la Federación por parte de los legisladores para la igualdad de las mujeres, fue una excelente noticia, ya que llegaron a un presupuesto de 64 mil 656 millones de pesos, mientras que el del año pasado fue de 47 mil 918 millones.

Respecto a la movilidad social, el estudio del Colmex señala que “las mujeres son más propensas a descender en la escala socioeconómica si parten de una posición privilegiada y, al mismo tiempo, las que nacen en hogares con pobreza tienen mayor probabilidad de mantenerse en condiciones de marginación en su vida adulta”.

De cualquier forma, para ambos sexos, los datos en México son de terror comparados con otros países. En una gráfica se señala que la movilidad ascendente de ingreso en Canadá es del 13 por ciento; en Estados Unidos de 7.5 y en México de tan sólo del 2.1 por ciento.

Como sabemos, la población está dividida en 5 quintiles de acuerdo con los ingresos y se toman de manera ascendente entre más recursos se tengan.

Pues según el estudio si los padres de una persona están en el quintil más bajo, el más desfavorecido, las posibilidades de que sus hijos al crecer se ubiquen en ese mismo nivel son del 50.2 por ciento; es decir, la mitad seguirán viviendo en la miseria y sólo el 2.1 por ciento podrá escalar socialmente.

Además el estudio indica que el 76 por ciento de los hijos nacidos en el quintil 1 se mantendrán en los dos quintiles menos favorecidos cuando sean adultos, el 40% más bajo en el acceso a bienes y servicios.

Es decir, si naciste pobre hay fuertes posibilidades de que te quedas pobre, y los que nacieron en el quintil 5, con mayor acceso a bienes y servicios, tienen una alta probabilidad de mantener una posición de ventaja en la edad adulta.

Y para las mujeres la situación empeora, ya que la baja participación laboral femenina tiene consecuencias en términos de movilidad, debido a que dependen de su pareja.

Las mujeres, señala el Informe de Desigualdades, representan sólo el 38 por ciento de la fuerza laboral del país. “Si se excluye a los países árabes, estos porcentajes de participación son de los más bajos en el mundo”. Además, la brecha salarial se mantiene en un nivel de entre el 13 y el 15 por ciento.

El promedio de la OCDE es de 44 por ciento y significa un reto mayúsculo, ya que implica la incorporación de seis millones de mujeres al mercado laboral.

Otro dato interesante del estudio es que las mujeres con mayor educación se emplean más.

De acuerdo con los investigadores del Colmex, en nuestro país el mercado laboral es la principal fuente de ingresos, por lo que podría convertirse en un motor para aumentar la movilidad social y disminuir la desigualdad.

Para lo cual nuestra economía requiere crecer, así como aplicar políticas que permitan el incremento a los salarios, ya que los ingresos laborales en 2017 fueron menores en términos reales que los de 2007.