Hay Nicolás Maduro para rato

En Venezuela —para el pesar de muchos venezolanos—, hay Nicolás Maduro para rato. Este jueves, la única posibilidad de destituir al dictador por la vía democrática quedó en punto muerto.

El acta de defunción del referendo revocatorio organizado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) —partido de oposición— fue expedido por cinco tribunales provinciales que determinaron la suspensión de la segunda etapa del plebiscito mientras investigan un presunto fraude realizado durante la primera fase.

Para llevar a cabo el revocatorio, el Consejo Nacional Electoral (CNE) exigió a la oposición juntar —en una primera etapa— las firmas del uno por ciento del padrón electoral del país, requisito que ya fue cumplido.

La segunda etapa, prevista para los próximos 26 y 28 de octubre, consistiría en recabar las firmas el 20 por ciento de la población de cada una de las provincias del país. Sin embargo, ahora los tribunales locales alegan que hubo irregularidades en el primer proceso de recolección de firmas y que investigará la presunta falsificación de signaturas y de identidades.

Con la suspensión del revocatorio, Maduro se aferra a la silla presidencial al menos hasta enero y asegura la perpetuación del chavismo en el poder, pues en caso de que en 2017 sea removido tras un eventual plebiscito, el poder quedaría en manos de su vicepresidente. En cambio, si el referendo se hubiera realizado este año y Maduro hubiera caído, se habría llamado a unas nuevas elecciones.

Y es que para el dictador, el riesgo era alto. Las encuestas pronosticaban que en caso de llevarse a cabo el plebiscito su derrota era casi un hecho.

Es decir, en Venezuela, el “chavismo” es minoría. Sin embargo, como todo buen dictador, Maduro mantiene controladas las instituciones. Los enterados apuntan que el Poder Judicial está subordinado al ejecutivo, por lo que no podría ser ninguna casualidad que el golpe mortal al referendo revocatorio haya sido atestado desde los tribunales.

Cabe recordar que desde hace algunas semanas, Maduro ya había dado indicios de que no permitiría la realización del plebiscito: alegó irregularidades en el proceso organizado por la oposición e incluso declaró que las elecciones no son prioridad ante la precaria situación económica del país.

Claro está que en estas declaraciones no dijo que la frágil condición de la economía venezolana es, en gran medida responsabilidad suya.

Ahora, con la muerte del referendo revocatorio, es un hecho que el dictador seguirá llevando las riendas tanto de la economía como de la política del país, por lo que en el horizonte de Venezuela  no se ve cercano el momento en que las elecciones y la democracia sean prioridad para el régimen.