ZALDÍVAR: LA DIGNIDAD POR LOS SUELOS

El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, tuvo la oportunidad de rescatar algo de dignidad el pasado viernes, cuando la Cámara de Diputados aprobó la aberración jurídica y política de ampliar su mandato dos años más.

En cuanto se concretó el absurdo, Zaldívar debió rechazar enérgicamente esa manzana envenenada que le puso en la mano el obradorismo y deslindarse políticamente de una vez de eso que llaman la “Cuarta Transformación”.

Pero en lugar de eso, el presidente de la Corte emitió una posición ambigua, en la que no define si está de acuerdo o no en la decisión impulsada por la mayoría de Morena, sus rémoras y algunos legisladores de oposición, y deja abierta la posibilidad de aceptar la ampliación de su mandato.

Zaldívar fue objeto de un bombardeo mediático durante tres días, a partir del martes, cuando un albazo en el Senado llevó a incluir dentro de la Reforma Judicial un artículo transitorio por el que amplía el mandato del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por dos años adicionales al periodo para el que fue elegido.

El silencio que Zaldívar mantuvo durante esos tres días llevó a juristas, analistas y periodistas a suponer que el presidente de la Corte veía con buenos ojos eso que para muchos es un ensayo con la mira de, eventualmente, hacer lo mismo con el presidente de la República.

El prestigio del presidente de la Corte se vio lastimado desde el pasado 1 de octubre, cuando, de su mano, el máximo tribunal del país le confeccionó al presidente de la República una consulta popular a modo, tan absurda, que ya nadie, ni siquiera el propio primer mandatario, habla de ella.

El presidente Andrés Manuel López Obrador quería a como diera lugar una consulta sobre si se llevaba o no a juicio a los ex presidentes, pues eso se convertiría en una bandera política para su partido en el proceso electoral en marcha.

En su intento de complacerlo, el presidente de la Corte operó para hacer constitucional lo que era inconstitucional y darle al presidente la consulta que deseaba, pero salió tal mamotrero, que Zaldívar quedó como el cohetero y la autonomía del Poder Judicial quedó desde entonces en entredicho.

Ahora viene el intento de golpe a la democracia y a la vida institucional de parte de Morena en el Congreso para ampliar el mandato del presidente de la Corte, algo a todas luces anticonstitucional, y el aludido, en lugar de deslindarse de esa maniobra política, se declara a la espera de las últimas definiciones.

Al decir que esperará a que la SCJN diga la última palabra, Zaldívar da como un hecho algo que aún no ocurre y que por lo tanto, no es seguro que ocurra: que una minoría dentro del Congreso presente una acción de inconstitucionalidad en contra del albazo de Morena.

Jugar con esto equivale a decir: si hay alguna impugnación y la Corte la rechaza, entonces acato la orden de ampliar mi mandato. Y si nadie impugna, pues también. En la neolengua de la “4-T” eso significa: “si el pueblo me lo pide, me quedo más tiempo en el cargo”.

Pase lo que pase, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea pasará a la historia como el presidente de la Corte más pelele del presidente de la República que, con su comportamiento, puso en entredicho la autonomía ganada por el Poder Judicial a lo largo de 26 años, cuando se aprobó la reforma que dio plena autonomía a la SCJN.

OFF THE RECORD

**MÉXICO NO ES UN RANCHO

La contraparte de Zaldívar fue el diputado federal de Morena, Porfirio Muñoz Ledo, quien el pasado jueves acudió a San Lázaro a fijar su posición en contra del golpe de Morena.

“México no es un rancho, ni Macuspana ni Batopilas”, dijo el legislador, luego de dejar claro que no se prestaría a respaldar con su voto una clara violación a la Constitución.

**¿VACUNAS CONTAMINADAS?

Parece una nota alarmista, pero no por ello debe ser subestimada. El gobierno de Estados Unidos informó sobre un lote de vacunas posiblemente contaminado, parte del cual fue a dar a México.

Se trata de vacunas elaboradas por el laboratorio Johnson & Johnson, procesadas en la planta de Baltimore.

¿Cuántas de esas vacunas llegaron a nuestro país? ¿En dónde están? ¿Ya fueron aplicadas?

Son preguntas que, sabemos, nadie responderá.

[email protected]

twitter:@pepecontreras_m