Yo también quiero ser azafata

Cuando Alejandra Barrales era azafata, la vida en los cielos era linda –aunque no tanto como ahora–; en ese entonces, la señora aspiraba a un sueldo que rondaba los cinco mil y diez mil pesos. Además contaba con las prestaciones de ley; como su crédito de Infonavit, vales de despensa y vacaciones una vez al año.

¿Quién iba a pensar que esa señorita que trabajaba horas extra y sudaba la gota gorda con los pasajeros incómodos, molestos, aprovechados y neuróticos; se convertiría en una de las mujeres más poderosas de la Ciudad de México?

¿Quién iba a imaginar que después de 12 años de trabajar como sobrecargo y 16 años más de cabildear en la política mexicana, Barrales sería la dueña de 25 millones 735 mil pesos en bienes?

De acuerdo con su declaración 3 de 3, la nueva presidenta nacional del PRD tuvo un ingreso anual –en 2015– de 12 millones 430 mil 671 pesos. De esta cifra –siempre según el 3 de 3–, siete mil 473 mil 427 pesos fueron por la venta de una propiedad y 774 mil 110 mil pesos son por arrendamiento.

Es probable que hace años, cuando Barrales cobraba sus quincenas en Aeroméxico, nunca imaginó que incrementaría sus ingresos al mil por ciento.

Seguramente cuando Alejandra hacía sus declaraciones fiscales, lo máximo a lo que aspiraba era a una devolución de impuestos menor a cinco mil pesos. No obstante, este año el SAT le devolvió la suma de 70 mil 150 pesos.

Seguramente cuando la perredista perdió su trabajo –en el 2000– nunca imaginó que recibiría una pensión alimenticia de 400 mil pesos o que en 2006 tendría la posibilidad de comprar a su esposo –que también fue sobrecargo– una avioneta.

Cómo da vueltas la vida, ¿a poco no? A veces se gana mucho y otras todo lo contrario. Sin lugar a dudas, a la señora Barrales le fue mejor que bien. Eso sí, como muchos dicen: se sacó la rifa del tigre.

Trabajando como sobrecargo, Alejandra pudo saltar hacia la política. Una vez dentro de la “polaca”, Barrales supo mover sus fichas. Hoy sus ingresos mensuales superan los ingresos de más de 10 azafatas juntas. No obstante, su caso es un ejemplo a seguir, y sin duda, después de verla “triunfar” hoy muchos podemos decir que también queremos ser sobrecargos, ¿cierto?