El poblado de Ayahualtempa, Guerrero, desde hace tiempo, ha padecido el asedio de grupos criminales como ‘Los Ardillos’ y ‘Los Rojos’; en consecuencia decidieron tomar las armas y adiestrar a los menores de edad para que defiendan su territorio.
No obstante, algo muy curioso y lamentable ocurre en dicha región, pues en la parte del territorio que controla el crimen organizado se encuentra la secundaría y preparatoria, por lo que los jóvenes solo estudian el kinder y la primaria, que se ubican en la zona que resguarda la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias – Pueblos Fundadores (CRAC-PF).
En dicha comunidad, que pertenece al municipio de José Joaquín Herrera y colinda con la cabecera municipal que Hueycantenango, lo único que divide a los criminales de los pobladores es una cadena colocada en una de las calles principales, ahí policías indígenas armados hacen guardia las 24 horas, con el objetivo de que nadie del grupo rival entre o intente tomar el pueblo.
“De esa calle para allá es territorio de Los Ardillos (…) estamos a 100 metros, digamos que aquí es nuestra frontera, si un compañero la cruza sabe que regresa muerto”, detalló Bernardino Sánchez Luna coordinador y fundador de la CRAC-PF.
Dado que los menores de edad no pueden asistir de manera normal a sus actividades escolares, la marginación en ese pueblo es muy alta, por lo que la gran mayoría debe trabajar en el campo.
“Desde cuando comenzó el conflicto hay temor y hubo varios hechos violentos contra los pueblos que no quieren someterse, los más afectados son los jóvenes que dejan la escuela para ir al campo”, agregó Sánchez Luna.
Resulta increíble que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador haga caso omiso de esta situación, y no ordene un plan de seguridad que proteja a comunidades como Ayahualtempa.
Con información de Sin Embargo
