XÓCHITL GÁLVEZ, SIN LA FUERZA POLÍTICA Y LEGISLATIVA

José Alberto Márquez Salazar

La candidata de la alianza Fuerza y Corazón por México, Xóchilt Gálvez, ha estado -está- atrapada por los intereses y negociaciones de los dirigentes de los partidos políticos que decidieron impulsarla como su candidata a la presidencia de la República.

De ganar la presidencia de la República, Gálvez, estará limitada para establecer un buen gobierno y para implementar su agenda legislativa, si es que la tiene.

De ganar la elección, dos razones de peso limitarán a Gálvez para resolver los problemas que afirma se han generado en los cinco años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

En primera instancia, la mayoría legislativa que logren las diputadas y diputados, de los partidos integrantes del Fuerza y Corazón por México, no será necesariamente de Gálvez. De hecho, al revisar las listas, por circunscripción, de los candidatos plurinominales de los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), se advierte que no son parte del equipo de ésta; ella no tiene peso en las candidaturas.

Más aún, la promesa de Xóchitl para abrir espacios a esa parte de la sociedad civil, que afirma fue la que impulsó su camino a la candidatura, ya quedó solamente en una buena intensión. En esa sociedad civil que dice impulsarla hay personajes disfrazados: ex dirigentes, líderes y militantes partidistas; otra, más consecuente, está fuera de las candidaturas.

De nueva cuenta, los partidos políticos, especialmente el PAN y el PRI, le mintieron a la sociedad cuando le pidieron ayuda para que se el simulacro de elección primaria que terminó en una decisión de grupos. Xóchitl Gálvez fue el instrumento para “reencontrarse” con ese electorado que les dio la espalda en 2018.

Así, Xóchitl, si ganara la presidencia de la República, tendría una mayoría relativa de aliados con los que tendría que negociar o de los que estaría sujeta. La agenda legislativa no sería suya sino de los partidos políticos; sus simpatizantes que ahora la apoyan verían desplazar las buenas intenciones por las negociaciones y arreglos de los Grupos Parlamentarios donde ella no tendrá peso.

Pero, imaginemos que Gálvez gana la presidencia de la República y que tiene la habilidad para negociar y “controlar” a la mayoría relativa que lograran el PAN, PRI y PRD. ¿Qué sucedería con las reformas constitucionales que impulse?

Primero, tendría que negociar perfectamente para alcanzar la mayoría calificada que requiere toda reforma constitucional, es decir, negociar con los otros Grupos Parlamentarios para tener dos terceras partes de los votos. Si salvara estos dos problemas, Gálvez y su mayoría en el Congreso de la Unión tendrían que negociar con los gobernadores y los congresos de los estados dado que, también, toda reforma constitucional requiere la aprobación de la mayoría de las legislaturas de los 31 estados de la República y la Ciudad de México (Artículo 135 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos).

Los resultados de la elección del año pasado, el 2023, le dieron al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) más gubernaturas para tener el control en 22 entidades (más 1 de su aliado, el Partido Verde Ecologista de México). La oposición al MORENA gobierna solamente 10 (el PAN, 5; PRI, 2; y Movimiento Ciudadano).

En el 2024, se juegan 9 gubernaturas, la oposición al MORENA tendría que ganarlas todas para poder tener la probabilidad de que el Constituyente Permanente avale las reformas constitucionales.

Así, de ganar la presidencia de la República, Gálvez se enfrentaría con un escenario que poco le va a ayudar a sus buenas intenciones, aún ni siquiera difundidas o definidas.

Las listas para ocupar las posiciones plurinominales tanto al Senado como a la Cámara de Diputados eran la oportunidad para que ella tuviera una fuerza mayor para aspirar al gobierno de la República y hacerlo de la mejor forma. Por supuesto, ni pensar en las candidaturas de mayoría relativa para los demás cargos de senadores, diputados -federales y locales-, gobernadores, presidentes municipales y regidores. Éstos pertenecen a las dirigencias locales.

Hay más que nos dicen esas listas de plurinominales: tendremos a los mismos personajes opositores a MORENA que durante 5 años fueron incapaces de construir una oposición sólida, responsable, madura e incluyente con la sociedad civil.

Se ve difícil que gane Xóchitl Gálvez, las encuestas lo señalan así, hasta el momento; pero si gana ella, la sociedad civil, esa parte de personas que están fastidiadas del PRI, PAN y PRD, verán frustradas sus intenciones de generar un gobierno diferente con Gálvez. Ésta está limitada, desde el inicio, por los partidos políticos que la “impulsaron” y es incapaz de salvar la esperanza de miles de personas que la apoyaron. Se ve difícil que la esperanza cambie de manos.

José Alberto Márquez Salazar.