Desde su llegada a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador ha siguió paso a paso lo que se establece en el manual del dictador.
Ha buscado concentrar todo el poder en su persona, para ello usa todo el aparato del Estado para perseguir, presionar y censurar a sus opositores; ha colonizado y doblegado aquellas instituciones que dan forma a nuestra democracia para acabar con los contrapesos de su gobierno y así no le rinda cuentas a nadie.
Ha dejado inoperante al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) para permitir que la opacidad oculta toda sus corruptelas y tropelías.
Miente, engaña, promete cosas que no cumplirá y usa un aparato propagandístico- en referencia a sus “mañaneras” – para manipular a los mexicanos, jugar con sus sentimientos y sembrar el odio entre la población para dirigir los ataques en contra de quienes no aplauden su gobierno corrupto, autoritario y criminal.
En ese sentido, el actuar del mandatario tabasqueño se asemeja mucho a lo que hizo el dictador italiano Benito Mussolini, quien impuso un régimen fascista para perpetuarse en el poder.
Por ejemplo, un gobierno fascista suele apoyarse en los militares para encontrar soluciones a problemas sociales y políticos.
Tal como lo ha hecho López Obrador quien prometió que los militares regresarían a los cuarteles durante su administración y que actualmente le ha encargo múltiples tareas a las
Fuerzas Armadas: desde el reparto de sus programas sociales, que planificara la estrategia de vacunación contra Covid-19, remodelara hospitales, que atiende el problema del huachicol, que participe en tareas de seguridad pública sin importar que se violen derechos humanos; hasta la construcción de las sucursales del Banco del Bienestar y sus megaobras faraónicas inservibles.
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Para reflexionar sobre este tema tenemos la columna de Isidro H. Cisneros que se titula “Fascismo mexicano”, en donde aseguró que en nuestro país se está configurando un Estado de Excepción caracterizado por el secuestro de la percepción de la población para imponer una nueva concepción del derecho y de la política, “en la cual los valores democráticos se colocan en un plano secundario”.
Para ello, recordó la militarización que está imponiendo y la cancelación de políticas públicas que nos costó años conseguir.
“El fascismo es un movimiento claramente anti-intelectual que busca cancelar los derechos y libertades para establecer un Estado autoritario”, escribió.
Por último, recordó lo que hizo Mussolini cuando tomó el poder e hizo la comparación de lo que hace AMLO.
“El fascismo corrompió y arruinó al Parlamento, al Poder Judicial y a las Fuerzas Armadas sometiendo las instituciones a los caprichos histéricos del líder (…) Actualmente un voto por Morena es un voto por el fascismo”, subrayó.
A continuación puede consultar el texto completo.
Con información de La Crónica
MSA
