Un suicidio económico y ecológico

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La decisión de la Secretaría de Energía de cancelar, en los hechos, la utilización de energías limpias y, por ende, las inversiones presentes y futuras en el sector, se ha convertido en un escándalo internacional. En plena crisis económica se cancelan inversiones ya realizadas por más de dos mil millones de dólares y programadas por 30 mil millones de dólares. Vendrá ahora una avalancha de litigios nacionales e internacionales, pues se vulneró, seriamente, la confianza en el país, rompiendo la seguridad jurídica de los inversionistas.

Las primeras reacciones diplomáticas han sido del gobierno de Canadá y de la Unión Europea. En sendas cartas dirigidas a la secretaria de Energía, Rocío Nahle, tanto la Unión Europea como Canadá criticaron duramente la decisión y advirtieron que atenta contra las inversiones en el sector. Indignó, particularmente, que para la cancelación de las pruebas críticas, lo que les impide entrar en el mercado energético, se haya tomado como coartada la necesidad de “mantener la seguridad en el sistema eléctrico por la emergencia sanitaria derivada del nuevo coronavirus”. La señora Nahle no aprendió con el ridículo que hizo en la reunión de la OPEP+ y ahora enarbola, haciendo otra vez el ridículo, el covid-19 para bloquear la entrada en operación de las plantas de energía limpia.

En una carta, el embajador canadiense Graeme C. Clark le dice a Nahle que el acuerdo de la Secretaría de Energía “pone en riesgo la operación y continuidad de proyectos de energía renovables de empresas canadienses en México.Empresas como ATCO, Canadian Solar, Cubico Sustainable Investments y Northland Power han confiado en México como un país para sus inversiones, sin embargo, las medidas tomadas ponen en riesgo, a corto plazo, inversiones por aproximadamente 450 millones de dólares, así como la creación de mil empleos”.

La decisión de suspender “con plazo indefinido la entrada en operación de plantas de energías renovables y limitar la generación por centrales eólicas y fotovoltaicas en operación amenaza desincentivar la inversión privada, incluida la extranjera, según nos trasladan varias empresas europeas”, dice la carta firmada por Jean-Pierre Bou, encargado de los negocios de la delegación de la Unión Europea, en representación de 19 países.

En ambas cartas, los embajadores sostienen que esta medida se une a otros cambios en las leyes que vulneran al sector, como la modificación a los lineamientos por los cuales se otorgan los Certificados de Energías Limpias (CEL); el retraso en autorizaciones por parte de las autoridades y la cancelación de las subastas de energía limpia.

¿Por qué el gobierno federal toma una medida tan irracional? Dice el Presidente que para “salvar la industria energética nacional”. En realidad, es para poder usar el combustóleo que le sobra a Pemex y así alimentar las plantas de CFE. El problema es que el combustóleo es un combustible altamente contaminante, que expulsa muchísimo azufre hacia la atmósfera y su utilización va en contra de los compromisos asumidos por México en los acuerdos de París. Además, la decisión debilita el T-MEC, antes, incluso, de que entre en operación.

La intención es acabar con la reforma energética, una de cuyas bases es, sin duda, impulsar la utilización de energías limpias y renovables. El gobierno planea utilizar el combustóleo que le sobra a Pemex, el cual será comprado por la CFE para utilizarlo en sus plantas. Por cada barril de crudo que se refina en México, aproximadamente el 30 por ciento termina siendo combustóleo, un carburante pesado y altamente tóxico, principalmente por su alto contenido de azufre.

En casi todo el mundo el combustóleo fue desplazado por el gas natural, mucho más barato y mucho menos contaminante. La participación de la iniciativa privada en la producción de gas y de energías renovables, precisamente para reconfigurar y alimentar las plantas de CFE, era uno de los ejes de la reforma energética.

El uso de combustóleo es tan anacrónico que, incluso, fue prohibido desde el 31 de diciembre pasado en el que era su único mercado: el de las embarcaciones navales, precisamente por su alto poder contaminante en azufre.

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Al decidir acabar con las energías limpias y renovables para volver a usar combustóleo, el gobierno federal impulsa un peligroso nivel de contaminación de las plantas de CFE y de todo el entorno, pero, además, viola y rompe con los acuerdos de París.

México se distancia de Canadá y de la Unión Europea, pero se acerca, otra vez, a Trump, viejo enemigo de las energías renovables, y se embarca en un alud de litigios internacionales que vulnerarán la puesta en marcha del T-MEC y de los nuevos acuerdos comerciales con la Unión Europea.

Y por ahí volarán miles de millones de dólares de inversión extranjera que preferirán otros destinos. Por lo pronto, olvidémonos de la nueva planta que Tesla pensaba levantar en México. Y seguirán muchas más.