De acuerdo a datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI), en México se registró el nivel más alto de trabajo infantil en los últimos años, pues se estima que 3.7 millones de niños y adolescentes de entre 5 y 17 años trabajan.
Esta cifra aumentó en un 1.7% respecto a los datos que se tenían en 2019, lo que indica que el trabajo infantil se disparó después de la pandemia por COVID-19. De estos más de 3 millones de menores de edad, 1.8 millones de ellos (6.4%) realizan trabajos no permitidos.
Mientras que 1.6 millones (5.6%) se dedicó a hacer trabajos domésticos en condiciones precarias y 318 mil (1.1%) combinó ambas ocupaciones. Durante 2022 el 15.5% de los hombres menores de edad trabajó, mientras que las mujeres menores de edad representaron el 10.7%.
De los 2.1 millones de niños y adolescentes que realizan actividades no permitidas, se estima que 1.1 millones trabaja en agricultura, construcción, minería, industria química, entre otras actividades que vulneran sus derechos e integridad.
El 22.2% trabajó en una jornada prolongada y el 42.9% hizo actividades riesgosas. En el sector del trabajo doméstico, de los 1.9 millones de menores de edad el 51.8% fueron niños y el 48.2% fueron niñas.
Esta misma encuesta arrojó que las zonas rurales del país fueron las que más presentaron una incidencia de trabajo infantil, pues en las áreas urbanizadas se contabilizó un 8.4%, mientras que en las rurales se contabilizó un 16.4%.
De acuerdo a este estudio, los estados que más registraron trabajo infantil fueron: Guerrero con con 24.5%; Chiapas, con 20.8%, y en Nayarit, con 19.1%, mientras que los estados con una menor tasa de trabajo infantil estuvieron Ciudad de México, con 4.0%; Coahuila, con 6.4%, y Baja California, con 6.5%.
A diferencia de lo que se podría creer, la mayoría de los niños y adolescentes que tuvieron que trabajar durante la pandemia también asistían a la escuela o tenían estudios básicos, pues tan solo el 0.8% no contaba con educación alguna.
Respecto a los salarios, el 37.6% de los menores de edad en ocupaciones no permitidas no recibió ingresos por su trabajo, mientras que el 47.9% percibió un salario mínimo y solo el 11.7% percibió más de dos salarios mínimos.
Entre las razones para ingresar al mundo laboral se encontró que el 31.5% fue por gusto o por ayudar; el 22.7% para cubrir sus gastos de la escuela o personales; el 15.2% por aprender un oficio, el 12.2% para pagar deudas o porque no estudia; 11.4% porque necesitaba aportar a los gastos de casa y el 7% porque le fue exigido una aportación económica.
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