TODO ESTÁ BIEN

Pensar que todo está bien es ocultar realidades que muchas veces nos agobian

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Foto: La Otra Opinión

Decir la expresión “todo está bien” es una forma ligera de mostrar una empatía que no siempre corresponde a la realidad. Pensar que todo está bien es ocultar realidades que muchas veces nos agobian. Y también muchas veces al decir que todo está bien, la muletilla sirve para denotar indiferencia o simplemente mentir.

La mentira que acompaña al todo está bien sube de tono por su cinismo e impunidad.
Todo está bien tiene resonancias en una casuística que, cuando nos concierne y sabemos a qué se refiere, podemos afirmar o negar el hecho.

El juicio de todo está bien, pasa por el análisis que tamiza la totalidad y nos dice su contrario, no, no todo está bien, hay algo que está mal. Todo está bien es una cortina de humo para no decir que las cosas están mal.

Agregar al todo está bien un requetebién, es remarcar una denegación pretendiendo sostener una falsedad, sobre todo cuando se refieren a campos del poder cuyas experiencias o evidencias son contrarias a la verdad.

Aplicar el todo está bien a esferas de lo público es entrar al reino de la omisión, de la opacidad, del encubrimiento cómplice. Hoy día, no se puede establecer que todo está bien, sin que haya una sonrisa maquiavélica.

La verdad es que en las cosas de la política, la seguridad, la salud, la educación, la economía pública, y el desarrollo, no van bien las cosas.
En México no todas las cosas están bien; en las entidades de la República las cosas no están bien; en la mayoría de los municipios pocas cosas van bien; en Acapulco y Coyuca tampoco las cosas van bien.

Tendremos que ser fuertes, racionales e inteligentes, y seguir luchando, por el desarrollo y seguridad de la nación, para que todo esté bien.
A pesar de todo, deseo que estén bien en estos tiempos decembrinos, tiempos de compartir lo mejor de lo mejor.