El nueve de octubre del año pasado, la Procuraduría General de la República anunció que habría un tercer peritaje en el basurero de Cocula, en Guerrero.
La procuradora Arely Gómez hizo público que el tercer análisis quedaría en manos de expertos mexicanos, estadounidenses, candienses, alemanes y españoles.
Este viernes se hizo público el tercer estudio.
Según este grupo de expertos, existe evidencia visual de que en el basurero hubo un evento de fuego de grandes dimensiones y que se recuperaron restos óseos de 17 personas adultas.
Al respecto, viene a cuenta preguntar, ¿qué van a decir los que negaron el incendio?
¿Qué van a decir los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que también rechazaron la versión del incendio?
¿Qué van a decir los peritos argentinos que también pusieron en duda esta versión?
¿Qué va a decir el perito José Luis Torero, que aseguró que en Cocula no hubo un incendio?
En entrevista para La Otra Opinión, el experto en seguridad Doctor Javier Oliva explicó que el tercer peritaje sobre el caso Iguala tiene muchas implicaciones.
Uno. Es una nueva explicación para las muertes de los 43 normalistas y de todos los que perdieron la vida –de forma colateral– en la trágica noche del 26 de septiembre de 2014.
Dos. Es la ratificación de que las autoridades mexicanas parecen condenadas a pedir el apoyo de instancias internacionales para que sus resultados sean creíbles.
Tres. Es una sacudida para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que envió y apoyó a los peritos que negaron el incendio en el basurero de Cocula.
Cuatro. Es un reacomodo –con trasfondo político– de fuerzas nacionales e internacionales vinculadas a las investigaciones del caso.
Cinco. Es la reivindicación de los estudios que llevaron a cabo instancias como la UNAM que, desde un principio, advirtió que era posible que los 43 hubieran sido quemados en Cocula.
Seis. Reafirma la incapacidad de los gobiernos –de todos los órdenes y niveles–, para reaccionar a tiempo.
Siete. Exhibe de cuerpo entero a la prensa militante que en vez de informar, asumió posturas agresivas sin elementos contundentes.
Ocho. También reivindica a las instituciones mexicanas que dejaron ver que su capacidad de investigación y de levar a cabo un trabajo pericial serio está a la altura de instituciones internacionales.
Nueve. Expone a los vividores que medraron con el dolor de las familias de los desaparecidos.
Y diez. Es un antes y un después para el gobierno federal. Claro, si saben conducir el tema con eficacia y eficiencia.