La noticia de que el famoso avión presidencial, adquirido en 2012, regresaría a México luego de varios meses de estar varado en Estados Unidos no sólo trajo la burla de la oposición y cientos de mexicanos, también dejó en evidencia que el presidente Andrés Manuel López Obrador sólo hace promesas sin estar seguro de poder cumplirlas.
Y es que, desde su campaña, el tabasqueño no paraba de asegurar que la lujosa aeronave sería vendida y, con ello, se beneficiaría a miles de mexicanos e incluso a migrantes centroamericanos.
La primer promesa que, creemos, ya hasta se le olvidó al mandatario le regresaría a los habitantes de Zacualtipán, Hidalgo, el agua potable, situación que el fallido intento de venta extenderá su espera.
Además, Andrés Manuel mencionó, en la mañanera del 12 de junio, que la estrategia migratoria sería financiada con parte del dinero que se obtendría por la venta del TP01, sin embargo, todos esos millones desembolsados se tendrán que justificar de otra manera pues el mismo tabasqueño ha reconocido las dificultades que ha tenido en este “proyecto”.
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De igual manera, el titular del ejecutivo tenía tanta fe en que su excelente talento para engalanar el oído de la gente le daría tantos compradores que también se comprometió a destinar parte de las ganancias de la venta a los programas sociales de su Cuarta Transformación, pero ya todos conocemos lo fallido que resultó el discurso de Andrés.
En conclusión, AMLO no tenía conocimiento – o no quiso hacer caso – de lo complicado que sería vender un transporte de la magnitud del avión José María Morelos y Pavón y, aún así, ofreció beneficios de algo que no pudo cumplir.
