Ante la fragilidad prevista para las finanzas públicas en los próximos años por las presiones de los programas sociales y apoyos a Petróleos Mexicanos (Pemex), especialistas en materia económica señalaron que la siguiente administración federal tendría que realizar una reforma fiscal que aumente los ingresos tributarios en México.
De acuerdo con BBVA, el déficit público previsto por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para 2024 de 4.9% resulta preocupante y sorprendente en un contexto en el que la propia dependencia federal estima que la economía mexicana crecerá por encima de su potencial.
La institución financiera expuso que no parece sostenible para las finanzas públicas de un país que recaude 14.4% del PIB y que el gasto en desarrollo social sea 12.8% del PIB, ya que esto reduce el margen de maniobra para gastar en otros rubros del gasto del gobierno federal.
“Ante la previsible fragilidad en las finanzas públicas en los próximos años por las presiones derivadas de los programas sociales, el continuo apoyo a Pemex, el deterioro de la infraestructura debido a la falta de mantenimiento, el costo financiero de la deuda y el pago de pensiones públicas, será necesario que el siguiente gobierno federal diseñe e implemente una reforma fiscal que aumente los ingresos tributarios”, apuntó.
En este sentido, BBVA México consideró que sería aún más deseable que esta reforma fuera de gran calado, buscara reducir la informalidad y contemplara una mayor eficiencia en la ejecución del gasto público.
Se debe buscar una reforma fiscal para evitar una crisis
Por su parte, Gabriela Siller, economista en jefe de Banco Base, coincidió en que la siguiente administración deberá plantearse desde el inicio del próximo sexenio una reforma fiscal, con el fin de evitar una crisis.
“Con un déficit presupuestario cercano al 5% del PIB, que no se veía desde 1988, las agencias calificadoras podrían estar más vigilantes sobre las finanzas públicas, con la posibilidad de recortes en la calificación crediticia de la deuda soberana de México”, indicó.
Asimismo, dijo que el déficit representa una política fiscal expansiva, que prioriza el gasto en proyectos insignia de esta administración, que son diferentes a los que el gobierno debería enfocarse, educación e infraestructura.
“Un alto déficit, como cualquier deuda, deberá ser pagado en el futuro. Con esto, la siguiente administración deberá elevar la recaudación o bajar el gasto público, llevando a cabo una política fiscal restrictiva que frenaría el crecimiento económico en el futuro. Esto es, la siguiente administración deberá plantearse desde el inicio del sexenio una reforma fiscal, con el fin de evitar una crisis”, señaló.
Siller indicó que este superdéficit podría ser más amplio si el crecimiento del PIB no alcanza el 3% puntual establecido; además, en esto hay una relación con las presiones inflacionarias, altas tasas de interés, salidas de capitales y depreciaciones del peso.
“Un déficit resulta de un gasto mayor a los ingresos, que implica que habrá necesidad de endeudamiento. La mayor deuda puede emitirse de manera interna o de manera externa. La deuda emitida de manera interna puede ser adquirida por los nacionales o por los extranjeros”, explicó.
En este sentido, precisó que para los nacionales implicaría un mayor ahorro y por lo tanto un menor consumo y para esto se necesitaría una mayor tasa de interés; en tanto, si los extranjeros cambian su tendencia de dejar los instrumentos gubernamentales de México, se tendría que ofrecer también una mayor tasa de interés.
“Este mayor déficit puede implicar que el Banco de México mantenga por un periodo más prolongado su tasa de interés alta e inclusive podría propiciar nuevas alzas en la tasa de interés de referencia”, agregó Siller.
Con información de Forbes México
MSA