SER MUJER EN UN PAÍS DE FEMINICIDIOS

Ser mujer y vivir en México es vivir en donde se comete una de las violaciones más graves a los derechos humanos, la violencia contra las mujeres y las niñas, y que además es extendida, arraigada y tolerada. México ocupa el segundo lugar con más feminicidios en América Latina.

Diferentes autores consideran al feminicidio como una categoría amplia que comprende toda una serie de actos violentos: tortura, violación, prostitución, trata de blancas, acoso sexual, abuso sexual infantil, infanticidio y toda política tolerada por el Estado que derive en la muerte de mujeres.

Ser mujer y vivir en México es ser susceptible a ser parte de la estadística que integran más de 12 millones de mujeres, que soportan el terror al interior de sus casas y en la intimidad de su relación. Al rededor de 8,000,000 han sido asfixiadas, cortadas, quemadas, y las que no encontraron la muerte, han reconocido padecer depresión.

Las mujeres violentadas quedan atrapadas en una relación que poco a poco las va destruyendo, pero de la que se sienten imposibilitadas de abandonarla por diferentes factores, entre los más comunes se encuentran los siguientes:

  • Temor a represalias.
  • Falta de otros medios de apoyo económico.
  • Preocupación por sus hijos.
  • Falta de apoyo de familiares y amigos.
  • Amenaza de pérdida de la custodia de los hijos asociadas con el divorcio.
  • Esperanza de que su pareja cambie.

Ser mujer y vivir en México es no contar con  programas de apoyo que les facilite salir de la trampa de violencia en que se encuentran cautivas, que no se castigue a los que cometen feminicidio y  tampoco existan acciones concretas para combatir la violencia de genero. 

Ser mujer y vivir en México es enfrentarse a la gran ironía de que cuando la mujer logra salir del atoramiento de violencia por parte de la pareja y logra demandar a su verdugo, se topa con un Estado, con leyes y con una sociedad misógina, que al hombre le permite el ejercicio de la violencia y que le disculpa cualquier delito hasta el ser un asesino.

Ser mujer y vivir en México es sentir la impotencia y padecer de grandes temores que afectan la vida cotidiana y limitan sus libertades.

Ser mujer y vivir en México es padecer a un presidente que cuando se le cuestiona sobre las acciones para prevenir y combatir al feminicidio, por respuesta se tiene que lo que importa es la rifa de un avión.

Ser mujer y vivir en México es entender que como mujeres es necesario sacar fuerzas para seguir  gritando, y cada día más fuerte, hasta lograr que el Estado deje su misoginia y preste atención a las denuncias por violencia y se muestre interesado y ser capaz —-si esto fuera posible—, de detener más asesinatos de niñas y mujeres.