Hace poco más de medio año el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, convenció a por lo menos 30 millones de mexicanos para confiar en un proyecto que tenía como primicia la austeridad y la honestidad de sus integrantes.
Pero poco o nada hemos podido ver tras su ascenso al poder, pues en reiteradas ocasiones la cuarta transformación ha traicionado aquellos principios por los que la ciudadanía entregó su voto en 2018.
Una prueba de ello es la austeridad que tanto pide, al pueblo como a funcionarios, y que sólo aquellos que no tienen de otra han tenido que soportar gracias al recorte de recursos y a la soberbia del tabasqueño.
Y es que, habrá que recordar que Andrés Manuel recientemente pidió a la población dejar de lado las “comidas exóticas” pues, desde su “humilde” perspectiva, sólo es necesario alimentarse con frijoles, arroz y maíz para tener una vida de lujo.
Aunque no todos han acatado las órdenes del mandatario pues personajes como la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; el titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett; sus propios hijos con su cervecería y chocolatería, los lujos de Yeidckol Polevnsky comprando indumentaria Carolina Herrera y ahora, su protegida y bien utilizada, secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, con sus múltiples propiedades.
¿Será que sus mensajes sólo van dirigidos hacia un sector de la población y no para sus allegados? ¿acaso vemos una especie de clasismo en el presidente “humanista”?
