El presidente Andrés Manuel López Obrador acelera el paso para sentar las bases de su Cuarta Transformación y dejar un “buen legado”.
Sin embargo, a menos de 17 meses de que termine su sexenio, los planes del mandatario tabasqueño se enfrentan a un gran obstáculo: la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Cuando Arturo Zaldívar encabezaba al Máximo Tribunal del país, el mandatario tabasqueño lo calificó cómo una “buena persona”.
Incluso apoyó ampliar por dos años el mandato de este ministro con el argumento de que serviría para impulsar una profunda reforma del poder judicial.
“Va a requerir ahí seguir limpiando, no cansarse de limpiar y hay que limpiar de arriba para abajo como se limpian las escaleras y no dejar de combatir la corrupción”, dijo AMLO en noviembre de 2022.
Sin embargo, desde que Norma Piña asumió la presidencia de la Suprema Corte en enero de este año, López Obrador ha orquestado una campaña de odio en contra de La Corte y la mayoría de sus ministros.
Y no es para menos, pues han frenado algunas de las reformas y leyes que ha promulgado López Obrador.
Por ejemplo, el 18 de abril de este año, la Suprema Corte frenó el traspaso de las operaciones y administración de la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) por considerar que es contrario a la Constitución.
El 8 de mayo invalidó la primera parte del “Plan B” de la Reforma Electoral de López Obrador por considerar que hubo violaciones graves al procedimiento legislativo.
Mientras que esta semana -jueves 18 de mayo- invalidó el decreto de Andrés Manuel con el cual catalogaba a sus megaobras como “Seguridad Nacional” y con ello impedía que se diera a conocer todas las irregularidades y corruptelas de sus obras faraónicas e inservibles.
Para ello, los ministros argumentaron que el denominado “decretazo” afecta algunas atribuciones del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y repercute en el derecho de los mexicanos para acceder a la información pública.
Cómo era de esperarse, López Obrador cada vez luce más desesperado por cómo se han frenado algunas de sus reformas retrógradas y como su legado está en riesgo; y todo porque los ministros sólo cumplen con su trabajo: proteger y hacer valer la Constitución.
Con información de El Financiero, Expansión Política y Forbes México
MSA
