En las últimas semanas, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha protagonizado un pleito con congresistas republicanos, quienes le reprochan sus nulas acciones para combatir a los cárteles de droga.
De lado de los senadores norteamericanos, critican la fallida estrategia de seguridad del mandatario tabasqueño, por lo cual aseguran que gran parte del territorio de nuestro país está controlado por el crimen organizado.
Por su parte, López Obrador ha minimizado el problema de las drogas y el fentanilo al acusar que los norteamericanos lo usan como un tema electoral.
Por ello, advirtió que iniciaría una campaña de información para que los mexicanos que residen en EE.UU. no voten por los republicanos, a quienes tachó cómo “mequetrefes” e “intervencionistas”.
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La relación diplomática entre México y EE.UU. ha tenido varias etapas durante la Cuarta Transformación; desde las presiones de Donald Trump para construir un muro fronterizo con la Guardia Nacional (GN), hasta las amenazas de enviar a las Fuerzas Armadas norteamericanas a nuestro país para combatir a los cárteles mexicanos.
En respuesta, AMLO en vez de dar una respuesta contundente, recurre a la demagogia, se victimiza y le echa la culpa al gobierno estadounidense por el problema del trasiego de las drogas y por el envío de armas a nuestro país.
Por estás acciones, Andrés Manuel ha logrado algo que muy pocos presidentes han hecho: desdiplomatizar la relación entre ambas naciones.
Este tema lo aborda Fausto Pretelin Muñoz en su columna “¿AMLO pondrá en pausa la relación con Estados Unidos?”, en donde expone que López Obrador ha convertido a EE.UU. en el principal partido de la oposición.
“AMLO continuó obsequiando dulces migratorios al demócrata, pero el tema de seguridad ha roto la paciencia a Washington, y la reacción de la Casa Blanca, a Palacio Nacional”, escribió.
A continuación puede consultar el texto completo.
Con información de El Economista
MSA
