La petición formal de cerca de 70 senadores a la presidenta de la Mesa Directiva del Senado, Olga Sánchez Cordero, de que presente una controversia constitucional en contra del “decretazo” del presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene contra la pared a la ex secretaria de Gobernación.
Al haber recibido un oficio con toda la formalidad, Sánchez Cordero está obligada a responder y a fijar, por lo tanto, una postura en torno al acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado 22 de noviembre, que nulifica toda la normatividad en materia de licencias, permisos y acceso a la información, respecto a las obras faraónicas de López Obrador.
Sánchez Cordero tendrá que decidir si asume una postura institucional como presidenta del Senado y presenta la controversia contra un acuerdo que es a todas luces violatorio de la Constitución, o si se inclina por actuar de manera facciosa y partidista para no molestar al presidente de la República.
Si Sánchez Cordero opta por lo segundo, se estaría nulificando a sí misma como jurista y como ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues a pesar de la claridad sobre la inconstitucionalidad del “decretazo”, habría preferido ponerse del lado del presidente.
La ex ministra de la Corte ha sido una colaboradora dócil de López Obrador. Aguantó la calidad de florero en que la mantuvo como secretaria de Gobernación y aguantó el bajón que le dio al cesarla y enviarla al Senado. ¿Volverá a agachar la cabeza esta vez?
Sánchez Cordero está contra la pared pero al mismo tiempo está ante la oportunidad de rescatar un poco de la dignidad perdida como servidora fiel y disciplinada de López Obrador.
Lo más saludable sería que Sánchez Cordero asumiera una posición institucional en su calidad de presidenta del Senado y presentara la impugnación solicitada, para que sea la Suprema Corte de Justicia la que decida el fondo del asunto.
Te puede interesar | BATIDILLO DE CHOCOLATE
Si la hace lo contrario, entonces Sánchez Cordero confirmará su condición de jurista rendida por la obediencia ciega que exige de sus colaboradores el presidente de la República.
Sería una forma muy ignominiosa de terminar con una destacada trayectoria como jurista y como impartidora de justicia.
OFF THE RECORD
**AL PURO ESTILO DEL PRI
El descarado acarreo en que incurrió Morena para llevar gente al Zócalo ayer equivalió a retroceder el tiempo varias décadas, cuando los presidentes emanados del PRI se auto organizaban mítines “de apoyo” en el mismo lugar.
Por ejemplo, Luis Echeverría ordenó a los operadores del PRI llenar el Zócalo para manifestarle su apoyo como presidente, luego del halconazo del 10 de junio de 1971.
**MONREAL, SIN TIEMPO
A la mera hora, Ricardo Monreal ya no asistió al “AMLOFEST” de ayer en el Zócalo.
Que ya no le daba tiempo de llegar, argumentó.
Quizá se dio cuenta a tiempo de que no era conveniente que fuera.
Y quizá ya se dio cuenta de que no son buenos tiempos para él.
Correo: [email protected]
Twitter: @pepecontreras_m
