BATIDILLO DE CHOCOLATE

La gran intolerancia mostrada por AMLO hacia el reportaje hizo que prácticamente todos los medios se ocuparan del tema

El reportaje realizado por varios medios de comunicación, entre ellos Emeequis, Proceso y Aristegui Noticias, dejó al descubierto un batidillo de chocolate en el que están involucrados los tres hijos mayores del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En síntesis, lo que expone el reportaje es que el Gobierno Federal, a través del programa Sembrando Vida, ha beneficiado a los hijos de López Obrador al obligar a productores de Tabasco a sembrar cacao para abastecer de materia prima al negocio Chocolates Rocío, propiedad de los hijos del presidente.

Otro de los beneficiados por el programa es Hugo Chávez, quien es secretario técnico del programa Sembrando Vida y al mismo tiempo prominente productor de tabaco, lo que lo coloca en el supuesto conflicto de interés.

Hugo Chávez, amigo desde la infancia de Andrés Manuel López Beltrán –el segundo hijo del presidente–  obligó a los beneficiarios tabasqueños de Sembrando Vida a sembrar cacao, a pesar de que no hubo consenso previo, pues había otras propuestas que no fueron atendidas.

A pesar de lo aparatoso de la información, el asunto podría no ser tan grave si solo se limita a lo que la investigación revela hasta el momento, que es un conflicto de intereses; algo quizá no necesariamente ilegal pero sí inmoral.

Pero quien magnificó el asunto fue el propio presidente López Obrador, con su reacción visceral, que lo llevó a descalificar a dos de los actores involucrados en la elaboración del reportaje: la revista Proceso y la periodista Carmen Aristegui.

La gran intolerancia mostrada por López Obrador hacia el reportaje hizo que prácticamente todos los medios, impresos, digitales o electrónicos, se ocuparan del tema y que éste se mantenga vigente en los días en que el primer mandatario intenta “celebrar” su tercer año de gobierno.

El reportaje de referencia amerita que se realice una investigación exhaustiva para determinar si en la aplicación del programa Sembrando Vida en Tabasco hay irregularidades administrativas o conductas que pudieran ser constitutivas de delitos.

Sin embargo, estamos seguros de que esa investigación no se llevará a cabo. Y si se llegara a realizar, estaría a cargo de la Secretaría de la Función Pública, que no haría otra cosa que exonerar al amigo de la infancia de Andrés Manuel junior.

Lo más probable es que el caso se quede en una denuncia mediática que con el tiempo pasará del nivel de escándalo en el que se encuentra ahora, a un hecho meramente anecdótico.

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Y quedará así, a pesar de que el propio presidente López Obrador no es ajeno a ese batidillo que sus hijos y funcionarios de su gobierno han hecho en Tabasco con el programa Sembrando Vida.

Desde el inicio de su gobierno, cuando presentó este que es su programa social estrella, López Obrador afirmó que se tenía que impulsar la siembra de cacao.

Casualmente, cuatro meses después de esta afirmación, su hijo Andrés Manuel solicitó ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial el registro de la marca Chocolates Rocío.

Ahora sabemos que la materia prima de esta empresa se siembra en un enorme terreno de 52 hectáreas propiedad de los hijos mayores del presidente de la República, y con el apoyo de Sembrando Vida.

Por cierto, el presidente ataca constantemente a los “aspiracionistas”, a los “machuchones”, y a los “fifís”, pero no se ruboriza por tener tres hijos terratenientes, por mucho que sus vastas tierras ubicadas en Teapa, Tabasco, hayan sido producto de una herencia.

OFF THE RECORD

**EL GOLPE AL CIDE

El golpe de la “4-T” al CIDE quedó consumado con la ratificación de José Antonio Romero Tellaeche como director, sin contar con el consenso de la comunidad académica y estudiantil.

El experimento comenzó. El “comisario educativo” no ha podido sentarse en su silla porque los estudiantes lograron tomar las instalaciones.

Pero el golpe, como sea, ya está dado. ¿Qué otra institución debe poner sus barbas a remojar?

**EL ZOPILOTE Y LA SERPIENTE

Muy burda la maniobra del senador Félix Salgado Macedonio, de distorsionar la bandera para imponer las siglas de sus apellidos, S y M.

La S fue colocada encima de la serpiente y la M en el águila, que más bien parece un zopilote.

El “Toro sin cerca” podría ser un poco más creativo.

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