El pasado miércoles, una corte de Estados Unidos anunció que reabrirá la investigación sobre el asesinato del agente de la DEA Enrique Kiki Camarena, algo que seguramente no deja dormir tranquilo al director general de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz.
El caso será reabierto a petición de la defensa de Raúl López Álvarez, un mexicano condenado a 249 años de prisión por supuestamente haber participado en la tortura que sufrió Camarena antes de ser asesinado en Jalisco, en febrero de 1985.
Camarena y el piloto mexicano que lo acompañaba, Alfredo Zavala, fueron asesinados por órdenes del narcotraficante Rafael Caro Quintero, debido a que habían descubierto el rancho El Búfalo, en donde el delincuente procesaba enormes cantidades de marihuana.
En el expediente de las investigaciones que realizó el FBI aparece varias veces el nombre de Manuel Bartlett, como lo documentó la revista Proceso en su edición del pasado 13 de junio.
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Y es que cuando Camarena fue asesinado, Bartlett era nada menos que secretario de Gobernación. De él dependía la Dirección Federal de Seguridad, cuyo titular, Antonio Zorrilla Pérez, brindaba protección al Cártel de Guadalajara, liderado por Caro Quintero.
Cuando agentes de la entonces Policía Judicial Federal intentaron detener a Caro y a su escolta, los narcos se identificaron con charolas de la DFS, expedidas por Zorrilla Pérez, quien gozaba de toda la confianza y apoyo de Bartlett.
Desde el inicio de las investigaciones, el FBI identificó a Bartlett como uno de los involucrados en el asesinato de Camarena, pero el secretario de Gobernación fue protegido políticamente por el presidente Carlos Salinas de Gortari.
Desde entonces, Bartlett no ha viajado a Estados Unidos; sabe que en cuanto ponga un pie en ese país será detenido.
Y ahora que la investigación será reabierta y que inculpados y testigos volverán a ser interrogados, podría aparecer nuevamente el nombre de Bartlett, cobijado actualmente por el manto protector del presidente Andrés Manuel López Obrador.
