¿Quién tiene a los candidatos más sucios, el Frente o Morena?

Luis Alberto Villarreal es el candidato de “Por México al frente” a la alcaldía de San Miguel de Allende, Guanajuato. Uno de los políticos con una mala reputación, debido a los “moches”, donde cobraba un porcentaje de recursos federales gestionados por medio de la Cámara de Diputados y el escándalo —que le costó la coordinación de la bancada del PAN— con bailarinas exóticas en Puerto Vallarta en 2014.

Muchos políticos ven con malos ojos la candidatura de Villarreal, quien pretende sustituir a su hermano en la presidencia municipal de este “Pueblo Mágico”. Pero Morena tampoco  “canta mal las rancheras”, al postular personajes con historial de corrupción y crímenes del fuero común.

Está el caso de Nestora Salgado, acusada de secuestro en el estado de Guerrero, y es candidata de Morena al Senado por la vía Plurinominal. Asimismo, el líder minero Napoleón Gómez Urrutia, es acusado de lavado de dinero y fraude por 55 millones de pesos en contra de un fideicomiso minero, pero López Obrador ya le prometió un escaño en la Cámara Alta.

También está Rigoberto Salgado, delegado de Tláhuac y aspirante a una diputación local en la Ciudad de México, acusado de tener vínculos con el “cártel de Tláhuac”

En “Por México al frente” no se quedan atrás, ya que se tiene registrado como candidato a una diputación Lázaro Mazón. Se trata del ex Secretario de Salud en Guerrero e impulsor de José Luis Abarca, edil de Iguala ligado a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

También está incluido el perredista Ricardo Gallardo Cardona, ex edil de Soledad de Graciano Sánchez -vinculado al cartel de los Zetas-, San Luis Potosí, como aspirante a una diputación federal.

Como candidato a San Lázaro está Jorge Romero Herrera, actual diputado local en la Ciudad de México y ex delegado de Benito Juárez, quien es acusado de un desvío de fondos para la reconstrucción de la Ciudad, Además, pesan sobre él señalamientos de corrupción inmobiliaria durante su gestión al frente de la delegación.

Con estos perfiles, la guerra de lodo de un lado y el otro estará a la orden del día. A pesar de tener estos vínculos criminales, son utilizados por sus partidos ya que tienen la capacidad de operación política suficiente para atraer votos.

Mientras tanto, sus acusaciones o crímenes comprobados no serían juzgados gracias al fuero que tendrán si son ganadores en su elección.