En los pasados Juegos Olímpicos de Río 2016, los atletas mexicanos fueron duramente criticados cuando al inicio de la justa deportiva no ganaban medallas, pero cuando en total obtuvieron cinco medallas—3 de plata y 2 de bronce—, fueron recibidos como héroes, aunque algunos esperaban más preseas.
Y a tan solo dos días de haber comenzado los Juegos Paralímpicos 2016, la delegación mexicana ya obtuvo tres preseas; dos de plata y una de oro. María de los Ángeles Ortiz fue la primera en obtener oro paralímpico en lanzamiento de bala; después Luis Zepeda sumó una medalla de plata en lanzamiento de jabalina; y Eduardo Ávila obtuvo segundo lugar en Judo.
Pero al parecer a nadie le importa la participación de la delegación paralímpica mexicana.
Y es que a todas luces, el ruido de los Paralímpicos es menor al de los Juegos Olímpicos e incluso los patrocinios son menores.
¿Por qué nadie les pone atención? ¿Es que acaso no importa porque son atletas con discapacidad?
Ahora que Alfredo Castillo fue ratificado al frente de la CONADE, ¿Por qué nadie lo felicita por estas medallas? ¿Por qué nadie lo ataca por desairar los Paralímpicos?
