QUEDARSE HUÉRFANO EN LA ETAPA ADULTA. IMPLICACIONES PSICOLÓGICAS

DRA. MARÍA ELENA

Por: Psic. Ma Elena Salazar P.

El sentimiento de orfandad es una manifestación psicológica que se presenta como consecuencia de la pérdida de uno o ambos progenitores; la vivencia de la orfandad es compleja y se experimenta de diferentes maneras según la edad en que suceda.

Los efectos emocionales de la orfandad van a depender de una variedad de factores tales como, la edad, si es el padre, la madre o ambos son los que mueren, las circunstancias en que se da la muerte, la calidad de relación entre padres e hijos, la fortaleza emocional de la persona, entre otros.

La orfandad, independientemente de la edad, siempre va a generar una sensación de abandono. Si la pérdida de uno de los padres se da en la infancia, se vive como una verdadera tragedia y lo es. El desarrollo del menor se verá alterado y se harán presentes sensaciones de miedo, soledad, ansiedad, inseguridad, problemas para relacionarse, son niños muy inquietos o por el contrario, retraídos y aislados.

Sin embargo, el menor va a encontrar en el mejor de los casos, apoyo en la red familiar en donde alguno de los integrantes pueda hacer la función que hacía el padre muerto —-el padre de protección y la madre de cuidado y ternura—-.

Pero por el contrario, pocas veces se hace referencia a las implicaciones psicológicas que suceden si la orfandad se da en la etapa adulta. Por lo general se interpreta como un suceso natural que debido a la edad, se espera la pierda a uno de los padres y pronto la de los dos.

Por lo general la orfandad en la etapa adulta no es socialmente comprendida. Se suele dar el pésame y se le desea y se espera que pronto “le llegue la resignación”. 

La persona adulta suele enfrentar la muerte de uno de ls padres mediante un tipo de dolor callado en donde el recuerdo y la ausencia se vive mediante frases como: “Si estuviera mi madre aquí para acompañarme” o “¡Cuánta falta me hace mi padre!”.

Ante la pérdida del adulto no se toma en cuenta que enfrenta la separación de una persona con la que llevaba muchos años —30, 40, 60 o más—, de vinculación en donde se dieron todo tipo de afectos y de vivencias.

El adulto también vive la pérdida con un sentimiento de abandono y de desamparo, se hace presente el sentimiento de culpa por no haber mantenido una mejor relación con sus padres.

La fortaleza emocional de la persona resulta de gran importancia para que pueda superar el daño, sin embargo; siempre va a quedar un vacío. En ocasiones suele negarse la pérdida lo que genera un conflicto para poder vivir el duelo ocasionando consecuencias como depresión y una serie de diversas enfermedad

Es importante brindarle apoyo y compañía a la persona que enfrenta la pérdida de un padre y si le estuviera resultando  difícil poder enfrentar el duelo es recomendable que la persona busque ayuda de un especialista.