QUE LA MUERTE ME ENCUENTRE VIVO. LA VEJEZ.

Dra. María Elena

La vejez es una etapa de la vida denominada como de “La Tercera Edad”, que es un término antropológico, psicológico y social que hace referencia a las últimas décadas de la vida del ser humano.

De acuerdo con el CONAPO, para 2030 en México habrá más adultos mayores que jóvenes menores de 15 años y veinte años después de eso, tres de cada 10 personas tendrán más de 60 años.

Para Simone de Beauvoir, la vejez descubre un cuerpo que no es mero objeto donde acontece la decadencia biológica y cognitiva, sino un cuerpo vivido que, al transformarse en un cuerpo viejo,  transforma también el mundo que lo rodea.

Así, por ejemplo, las actividades cotidianas como subir una escalera o levantar una valija dejan de ser acciones cotidianas para convertirse en verdaderos obstáculos. De igual modo las relaciones con los otros se modifican. En primer lugar, en cuanto progresivamente la persona vieja deja de estar rodeado por sus pares.

La pérdida de estos va seguida del establecimiento de nuevas relaciones sociales. Otras generaciones toman a su cargo las decisiones sobre su vida, su cuerpo y su futuro. Pero más centralmente en cuanto es la mirada del otro la que resulta fundamental en la constitución social y subjetiva de la persona vieja, (La Vejez, Beauvoir S, 1970).

En el anterior fragmento del libro “La Vejez”, la autora aborda el tema desde diferentes perspectivas, social, cultural y de género. Lo que lleva a hacer el siguiente cuestionamiento: ¿Es la vejez sólo una etapa de pérdidas como la pérdida de la salud y de ciertas habilidades físicas y mentales? ¿Es, por ello, una etapa de duelos?, ¿La vejez ya no puede considerarse como una etapa de logros?

Son variados los factores que determinan la forma en que una persona pueda vivir su vejez entre ellos se encuentran: la condición emocional y mental con que se llegue a la vejez, es decir; si la persona se siente satisfecho por los logros alcanzados, si valora la experiencia lograda, si se valora a sí mismo y si acepta su vejez con las características propias con la que se presente, —las limitaciones físicas e intelectuales—.

Bajo la influencia de dichos factores es que la persona podrá optar por la inmovilidad en la etapa de la vejez o por el contrario, seguir invistiendo la vida para continuar siendo activo, creativo y disfrutando de la misma.

Tener presente la frase: “que la muerte me encuentre vivo y no muerto en vida”.