Este sábado, en París y otras ocho ciudades de Francia, se aplicó el toque de queda, a partir de las 21:00 horas (tiempo local), por lo que las calles se vieron desiertas. Sin embargo, esto tiene como fin contener la segunda ola de contagios por COVID-19.
Dicha medida fue implementada por el presidente Emmanuel Macron, sobre todo, después de que se comenzaron a registrar hasta 30 mil contagios diarios. En ese sentido, el mandatario señaló que los toque de queda eran necesarios para evitar que los hospitales colapsaran.
Cabe señalar que serán cerca de 20 millones de personas las que deberán respetar el toque de queda; esto en ciudades como Marsella, Lyon, Lille y Toulouse, donde dicha medida precautoria se extiende hasta las 06:00 horas, todos los días. Además, el gobierno francés desplegó 12 mil policías adicionales para que nadie violente esta regla.
Sin embargo, esta intervención no cayó nada bien entre los propietarias de bares y restaurantes, ya que el primer confinamiento, en la primavera, que tuvo como fin detener las infecciones, literalmente, devastó a ese sector.
“Tengo derecho a cuestionar el enfoque del gobierno. Creo que es una medida catastrófica para la industria”, comento Xavier Denamur, propietario de Les Philosophes y otros bistros más en el elegante distrito de Le Marais de París.
Denamur también le solicitó a las autoridades que el toque de queda no debería comenzar antes de las 11 de la noche.
“Al menos eso no nos destruiría (…) No hay evidencia de que esta diferencia de un par de horas tenga algún efecto sobre la circulación del virus”, agregó.
Ante esta situación, no está de más recordar que Francia reporta —hasta el 17 de octubre— 33 mil 300 muertes por coronavirus, que lo ubican en el cuarto lugar en Europa.
Con información de AP
JZ
