¿Por qué no es buena idea de que los partidos renuncian a la mitad de sus prerrogativas?

DE acuerdo con el INE, para el año 2020 los siete partidos políticos recibirán cinco mil 239 millones de pesos de financiamiento público. 

El financiamiento público a partidos políticos hizo posible dar certeza a las elecciones y, sobre todo, fue factor importante para que Andrés Manuel López Obrador con Morena llegara al poder. Sin embargo, hoy con cinismo, aboga por reducirlo a sabiendas de que el daño se quedará en los partidos de oposición.

La Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE informó que para el año 2020 los siete partidos políticos recibirán cinco mil 239 millones de pesos de financiamiento público. 

Un recorte del 50 por ciento a rajatabla a los partidos políticos pondría en riesgo la democracia en el país. ¿Por qué?

Si bien es cierto, se sabe que hoy en día la influencia del desvío de recursos en las campañas políticas es grande, hay mucho dinero que no se gasta como debería, pero definitivamente, eliminar el financiamiento a la política agravaría aún más este problema.  

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El consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova consideró que “es pertinente un análisis para que se racionalice una reducción del gasto siempre y cuando no ponga en riesgo la existencia de los partidos políticos”.

Advirtió que una reducción sin sustento de las prerrogativas podría abrir la puerta al dinero ilícito en las campañas electorales.

“Mi preocupación es que si se cierra demasiado la llave, coloquemos a los partidos en una posición de que vayan a buscar dinero donde no nos conviene a nadie, a la democracia”, alertó.

Con esto, sólo les quedan dos salidas: o buscan dinero con los empresarios, que después querrán recuperarlo a través de contratos gubernamentales, o desvían recursos de donde ya son gobierno, promoviendo aún más el clientelismo, debilitando de esta forma a la democracia y la pluralidad.

¿La alternativa? Si se desea reducir realmente el financiamiento público a los partidos políticos se debe, forzosamente, cambiar la fórmula constitucional y dejar de esperar su buena intención  para que lo devuelvan, lo cual, tampoco está regulado en la ley.