Este martes, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio el banderazo de inicio de los trabajos del Tren Maya, en su tramo 3 que va de Calkiní a Izamal.
En plena pandemia por el COVID-19, Andrés Manuel decide mantener activo el proyecto, el cual no cuenta con la aprobación de varios sectores sociales, entre ellos, las comunidades afectadas; además, al menos una decena de organizaciones civiles se exponen frente a la emergencia sanitaria que se ha generado a nivel mundial.
Razón por la que el gobierno federal ha sido criticado, pues la construcción y el desalojo de personas que requiere la obra, no es esencial que se lleven a cabo en el contexto de la actual pandemia, pues pone en riesgo la salud y vida de los trabajadores, así como la población mayoritariamente indígena, afectada por el mismo.
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Ante esta circunstancia, se puede interpretar que hay un aprovechamiento de la situación parte del gobierno hacia quienes han manifestado su rechazo u oposición al proyecto, pues ante la falta de normalidad en el funcionamiento de los tribunales, no tienen garantizada la posibilidad real de ejercer su acceso a la justicia para impugnar cualquier acto y omisión del proyecto.
Para colmo, López se burla y asegura que el Tren Maya llega en “buen momento”, pues dijo que la obra será fundamental para detonar empleos y la economía del sureste.
“Es un obra que llega en buen momento, que se va a iniciar en este tiempo que debido a la pandemia de coronavirus se requiere reactivar la economía y la mejor manera de reactivar al economía y hacerlo pronto está en la industria de la construcción, en impulsar la industria de la construcción que tiene un efecto multiplicador”, dijo.
¿Así o más cinismo?