Pejeleaks revela lujos y verdadera historia tras “La Chingada” de AMLO

La finca La Chingada, la famosa casa de descanso de Andrés Manuel López Obrador, no fue una herencia de sus padres, sino una donación de su hermano Pedro Arturo, de acuerdo con el sitio PejeLeaks.

En una nueva entrega, el portal retoma un reportaje de 2016 del periodista Andrés Becerril en Excélsior, en el cual se constató que el rancho en Palenque, Chiapas fue heredado por el tabasqueño a sus hijos antes de emitir su declaración 3de3 en ese año.

La finca de 13 mil 341 metros cuadrados –valuada hoy en más de 25 millones de pesos– se encuentra en una zona comercial, justo enfrente de un gran supermercado  y es descrita por López Obrador como “el manchón de monte alto más importante de la zona baja”.

La quinta La Chingada pareciera una metáfora de la opacidad de Andrés Manuel López Obrador como servidor público.

La finca destaca por su aparente sencillez. Un viejo portón negro sin número exterior indica la entrada a una propiedad privada. A un costado se encuentra un terreno baldío y al otro, una modesta refaccionaria. El portón sugiere el acceso a un pequeño predio rústico, descuidado y humilde. Sin embargo, basta con ingresar para ver que no se trata de un insignificante ranchito.

El excandidato presidencial reconoció que ese rancho lo heredó de sus padres en el año 2000, hecho que no se reflejó en sus declaraciones patrimoniales de entre 2000 y 2004, cuando fue jefe de Gobierno del Distrito Federal, según documentos del PRD.

Excélsior –y ahora PejeLeaks– tienen copia de la escritura 3945 del 18 de diciembre de 2007 firmada por el notario público número uno de Emiliano Zapata, Tabasco, Luis Mayo Castro, en la que se acredita la propiedad a nombre de Andrés Manuel López Obrador, pero fue el 9 de febrero de 2012 cuando se conoció públicamente que él era el dueño de ese lugar.

Pedro Arturo López Obrador, hermano de Andrés Manuel, cuatro años menor, fue el albacea de la herencia de sus padres, que consistía, entre otras cosas, en un predio de aproximadamente siete hectáreas, que fue dividido en seis partes.

En la escritura 3945 consta que la hija de Pedro Arturo, Erandi Isabel López Herrería, entonces de 25 años, era la propietaria de un predio de 36 mil 175 metros cuadrados conocido como Monterrey, de donde se desprendieron los 13 mil 341 metros cuadrados que heredó Andrés Manuel López Obrador.

En el mismo documento se advierte que Pedro Arturo López Obrador “renuncia parcialmente a los derechos de uso y usufructo vitalicio, respecto de la fracción que se hace referencia en el antecedente primero, y manifiesta que la naturaleza de esta operación es originalmente una donación que su padre en vida le confió, para que a su vez la donara a sus hermanos, en particular en esta escritura al señor licenciado Andrés Manuel López Obrador”.

La razón por la cual las declaraciones patrimoniales de López Obrador no registraban a La Chingada como propiedad del tabasqueño es sencilla: Andrés Manuel López Obrador no heredó de sus padres la casa de descanso de 13 mil 400 metros cuadrados.

El folio de la propiedad indica que el eterno candidato presidencial de Morena se hizo de la propiedad a base de donaciones de familiares suyos. La donación de La Chingada es una simulación más de López Obrador, quien se reservó “el derecho de usufructo vitalicio”. Es decir, sus hijos no podrán vender, rentar o utilizar la propiedad hasta que él muera. En otras palabras, La Chingada será de López Obrador por el resto de su vida.

Sumado a lo anterior, parece que los “pocos ingresos” de AMLO, le bastan para mantener una casa en Tlalpan, un departamento y dos terrenos en Puebla, dos departamentos en Copilco y una casa de descanso de más de 13 mil metros cuadrados. Más el mantenimiento de una finca con cientos de árboles frutales, plantíos y una laguna, además de trabajadores.