Este fin de semana se llevarán a cabo marchas “a favor de la familia” en 110 ciudades del país y que fueron convocadas por asociaciones civiles y religiosas para “defender a la familia” y el matrimonio hombre-mujer.
Según estas agrupaciones—que representan más de tres mil organizaciones—, informaron que la marcha no busca provocar odio, sino exigir que el Gobierno respete el derecho de los padres de familia a educar a sus hijos bajos sus valores, y a cuidar a la familia que es el pilar de la sociedad. Y es que estas movilizaciones se dan luego de que el presidente Enrique Peña Nieto presentó una iniciativa en la que propone la unión entre personas del mismo sexo.
Aunque argumentan su derecho a la libre manifestación, para algunas personas, estas agrupaciones fomentan el odio y la discriminación en contra de la comunidad lésbico-gay.
Por su lado, la iglesia católica se deslindó de estar detrás de la organización de las marchas, aunque su rechazo a la iniciativa presidencial sea evidente.
Aunque el matrimonio entre personas del mismo sexo es una realidad irreversible en algunos países que han adoptado la iniciativa—incluso la adopción de niños—, en nuestro país, por donde se vea, ya es una realidad en diversos estados como Quintana Roo, Morelos, Colima, Nayarit, Michoacán Campeche, Jalisco, Nayarit, Chihuahua, Coahuila y la Ciudad de México.
Asimismo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación abrió la puerta a los matrimonios gay en todo el país. También es discriminatorio pretender vincular los requisitos del matrimonio a las preferencias sexuales de quienes pueden acceder a la institución matrimonial con la procreación.
Pero no solo la Suprema Corte avala estos matrimonios homosexuales, sino que la misma sociedad y los mismos fieles católicos, además de otras personas que profesan otra religión.
Pero después de estas marchas, el 24 de septiembre se espera otra marcha nacional a favor de la familia en la que los participantes se oponen a la inclusión de temas de sexualidad en libros de preescolar.
