Aún no se cumple medio año del gobierno “independiente” de Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” –en Nuevo León–, y su gabinete ya dejó ver de qué están hechos y de dónde vienen.
Recientemente se dio a conocer que empresas relacionadas con Fernando Turner Dávila y Fernando Elizondo –secretario de Desarrollo Económico y coordinador de Administración Pública del Estado, respectivamente–, se habrían beneficiado de los negocios derivados de la llegada de KIA Motors a Nuevo León.
Acaso por eso, los dos funcionarios del gobierno de Nuevo León movieron todas sus influencias cuando la empresa automotriz amenazó con abandonar el estado luego de las diferencias con el gobernador “independiente”.
El supuesto beneficio en favor de los dos Fernandos tiene el potencial para ensuciar a la actual administración neoleonesa con graves conflictos de interés. Mismos que, eventualmente, salpicarán el gobierno bronco con cuestionamientos de transparencia y honestidad.
Según se sabe, la empresa Katcon –propiedad de Fernando Tuerner, cuya filial se encuentra en Estados Unidos–, sería proveedora indirecta de KIA Motors. A su vez, el despacho jurídico de la familia de Fernando Elizondo tendría participación en los negocios del Gobierno con KIA Motors.
Cabe señalar que Jaime Rodríguez Calderón ya rechazó que exista conflicto de interés entre los dos funcionarios y KIA Motors.
No obstante, eso no debe verse como novedad. “El Bronco” ya dejó ver que es capaz de defender lo indefendible. Desde hace días, el gobernador ha solapado a su procurador, Roberto Flores Treviño, quien compareció ante el Congreso del estado luego de ser acusado de tener deudas de juego en casinos de Estados Unidos.
En estos momentos, muchos preguntan cuál será el próximo escándalo que empantanará a los colaboradores de Rodríguez Calderón. Y es que todo indica que el llamado que hizo “El Bronco” para que sus colaboradores se portaran bien fue como un llamado a misa.
Acaso por eso, en lo que va de su administración independiente han renunciado 10 funcionarios y se espera la renuncia número 11.
