El presidente Andrés Manuel López Obrador odia la transparencia y la rendición de cuentas, razones por las cuales ha buscado pretextos para eliminar a los órganos autónomos que no se alinean a su gobierno corrupto, criminal y autoritario.
Bajo el argumento de que “son carísimos” y que están “plagados de corrupción”, el mandatario tabasqueño ha buscado la forma de eliminar el entramado institucional que ha permitido a México transitar hacia un Estado de Derecho y democrático.
Sin embargo, su alto nivel de ignorancia y estulticia no le permiten ver los beneficios que traen estas instituciones a los mexicanos, y en vez de fortalecerlas las debilita y las consecuencias están a la vista: los niveles de corrupción suben cada vez más y se permiten más prácticas monopólicas, lo cual inhibe la competencia.
Este tema lo aborda Isaac Katz en su columna “Continuar la destrucción”, en donde critica que López Obrador esté empeñado en impartir justicia sin entender que no puede haber forma más efectiva de que exista justicia que cumpliendo con lo establecido en el marco legal.
“La sociedad gana con mayor transparencia y menor corrupción en el ejercicio del gasto público así como con mayor competencia en los mercados”, expuso.
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Con información de El Economista
MSA
