¿OBEDIENCIA CIEGA? ESO EXIGÍA MUSSOLINI

La revelación del ahora ex director general del Indep, Jaime Cárdenas Gracia, en el sentido de que el presidente Andrés Manuel López Obrador exige a sus colaboradores “obediencia ciega”, no presagia nada bueno.

La obediencia ciega es uno de los principios básicos del fascismo, esa doctrina inventada por el dictador italiano Benito Mussolini mediante la cual asumió el control total de su país –parlamento, fuerzas armadas, jueces, prensa, sindicatos, empresas— durante más de 20 años.

En su primer discurso ante el Consejo de Ministros, en 1922, Mussolini hizo alusión a la forma en que había tatuado en sus camisas negras el principio de obediencia ciega al decir: “Con trescientos mil jóvenes armados totalmente, decididos a todo y casi místicamente listos para ejecutar cualquier orden que yo les diera, podía haber castigado a todos los que han difamado al fascismo”.

La obediencia ciega fue llevada a su máxima expresión por uno de sus principales pupilos, Adolfo Hitler, para tomar el control total de Alemania. Es del dominio público que ningún oficial se atrevía a contradecir sus órdenes, por muy absurdas que éstas fueran.

La obediencia ciega facilitó el genocidio que Hitler y Mussolini perpetraron en diversos países de Europa antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

Gracias a la obediencia ciega se pudieron llevar a cabo los genocidios bajo bandera comunista de Stalin en la Unión Soviética, de Pol Pot en Camboya y de Mao Tse Tung en China.

Y gracias a la obediencia ciega se perpetuaron en el poder y cometieron crímenes de lesa humanidad dictadores militares de derecha como Francisco Franco, en España, Rafael Trujillo en República Dominicana y Augusto Pinochet, en Chile.

¿Y en el México de López Obrador?

¿Gracias a la obediencia ciega fue exonerado Manuel Bartlett?

¿Gracias a la obediencia ciega son congeladas las cuentas bancarias de adversarios, críticos o disidentes?

¿Gracias a la obediencia ciega se hostiga fiscal y administrativamente a medios de comunicación críticos?

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El concepto de obediencia ciega solo cabe en regímenes fascistas o dictatoriales. El jefe de un Estado democrático debe saber escuchar y tomar en cuenta la opinión de sus colaboradores y rectificar cuando se ha equivocado.

En 1960, ante el tribunal israelí que lo juzgaba por su responsabilidad en el holocausto, Adolf Eichmann se escudó en la obediencia ciega para tratar de eludir su culpa en la matanza masiva y sistemática de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Eichmann dijo que estaba obligado a obedecer las órdenes de sus superiores (por supuesto, se refería a Hitler) aunque no estuviera de acuerdo con ellas y que lo hacía en apego a los “principios éticos kantianos”.

Al paso de los años, varios filósofos han aclarado que Eichmann tergiversó dichos principios, pues si bien el filósofo Immanuel Kant hablaba de la obediencia ciega, se refería a las leyes del Estado, no a la voluntad de un hombre.

No le haría mal a nuestro presidente leer de vez en cuando un poco de historia y de filosofía.

OFF THE RECORD

**REVÉS DE LA CORTE, EN PUERTA

A nadie causó sorpresa el proyecto del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar, mediante el cual propone declarar inconstitucional la consulta sobre si se debe o no juzgar a los ex presidentes.

Todo mundo sabía que el proyecto vendría en ese sentido y todo mundo sabe cómo será la votación del pleno de la Corte, que tendrá lugar el 1 de octubre.

Todo mundo lo sabe, hasta el promotor de la absurda e inviable consulta.

**SALUD, FISCAL

El responsable de la agencia con detenido de la Fiscalía de Homicidios de la Ciudad de México, Ricardo Díaz Estrada, fue sorprendido cuando realizaba un peritaje a una botella de tequila.

Su trabajo fue tan profesional, que se bebió todo el contenido de la botella para verificar su autenticidad.

Y a juzgar por la fotografía que se hizo viral, el contenido era bastante auténtico.

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