NOROÑA: ¿SE QUEDARÁ CON LAS GANAS?

Es tal la ambición de Gerardo Fernández Noroña de ocupar la Presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, que en vísperas del arranque del último año de trabajo de la actual legislatura no se habla de otra cosa que no sea en quién recaerá el cargo que tanto anhela Noroña.

Lo deseable sería que un día antes del inicio de los trabajos habláramos de la agenda legislativa y revisáramos si hay coincidencias entre las prioridades de las distintas bancadas. Pero no, de lo que todo mundo habla es de quién será el nuevo presidente de la Mesa Directiva.

¿Por qué una silla genera tanto interés, al grado de reclutar diputados de dudosa procedencia para lograr convertir al PT en tercera fuerza política y así acceder al cargo, como ha hecho durante varias semanas Fernández Noroña?

El cargo le permite a quien lo ostente tener una gran proyección política y mediática durante un año. Esto implica aparecer en múltiples eventos oficiales al lado del presidente de la República y frecuentemente al lado también del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Ser presidente de la Mesa Directiva permite ejercer cierto poder. Quien ostenta el cargo tiene la facultad de “citar, abrir, prorrogar, suspender y levantar las sesiones del pleno y aplazar la celebración de las mismas”, de acuerdo con el artículo 23 de la Ley Orgánica del Congreso de la Unión.

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Quien sea elegido presidente encabezará la Cámara de Diputados y conducirá los trabajos en San Lázaro en pleno proceso electoral 2021, y tendrá en sus manos la decisión sobre qué temas tratar o no al calor de las campañas políticas. Suena tentador.

Pero además del poder político, la Presidencia de la Mesa Directiva también permite manejar cierta cantidad de recursos económicos casi a discreción y colocar asesores parlamentarios y personal administrativo. 

Quizá por eso la obsesión de Fernández Noroña.  Por eso el intenso trasiego de diputados.  Se trataba de pescar de donde fuera. Sus más recientes adquisiciones provienen de material desechable del PRD, como el ex jefe delegacional en Coyoacán, Mauricio Toledo, y Héctor Serrano, el operador político del ex jefe de Gobierno y actualmente senador, Miguel Angel Mancera.

Sin embargo, a juzgar por lo observado durante el fin de semana, parece que Gerardo Fernández Noroña se quedará con las ganas. 

Luego de varios chapulineos de ida y vuelta, la bancada del PT está empatada como tercera fuerza con el PRI, por lo que la Presidencia de la Mesa será definida estrictamente mediante la votación en el pleno.

Es claro que la bancada de Morena no está dispuesta a respaldar al locuaz Noroña,  a cambio de pagar un gran costo político y cargar con el estigma durante todo el proceso electoral.

El coordinador de Morena, Mario Delgado, ya se prepara para asumir la dirigencia nacional de su partido. Y sabe que le conviene más mantener contento al PRI, aunque Noroña despotrique todo un año, como ya empezó a hacer.

OFF THE RECORD

**DIPUTADO INQUISIDOR

El diputado local de Morena, Eleazar Rubio Aldarán, terminó haciendo el ridículo al proponer reformas al Código Penal de la Ciudad de México con el fin de meter a la cárcel a periodistas que se atrevan a investigar.

Su iniciativa inquisidora no cuenta con el respaldo ni de los más radicales del partido en el poder.

No estaría mal que este diputado busque alguna mejor forma de desquitar el sueldo.

**EL PAN VELA ARMAS

La bancada del PAN en la Cámara de Diputados prepara una estrategia para combatir mediáticamente al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Parte de la estrategia consistirá en responder en cascada en redes sociales a los mensajes engañosos y retóricos del jefe del Ejecutivo y en despojarlo de sus banderas políticas.

El agarrón se va a poner bueno.

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