NO FUNCIONÓ LA ESTAMPITA CONTRA EL COVID

El pasado 18 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador exhibió en plena mañanera una estampita del Sagrado Corazón de Jesús, como respuesta a los cuestionamientos de los reporteros respecto a si el gobierno estaba preparado para enfrentar el brote de Covid-19, que apenas se empezaba a sentir en nuestro país.

Esa patética escena, que formará parte del anecdotario de absurdos de los gobernantes mexicanos, podría ser hasta cómica si no estuviera asociada a la gran tragedia nacional que por la que atravesamos.

Al exhibir una estampa religiosa como una de las primeras reacciones ante la llegada a México de un virus que ya había cobrado cientos de miles de vidas en otros países, el presidente evidenció que abordaría la pandemia con una gran ligereza e irresponsabilidad.

Las consecuencias están a la vista. Mientras se leen estas líneas, México ya rebasó la cifra oficial de 100 mil muertos, cifra que, de acuerdo con los especialistas más conservadores, habría que multiplicar al menos por dos, lo que nos da un total de 300 mil muertos.

Además, hace dos días México se ubicó como el país del mundo con mayor letalidad global por Covid, es decir, es el país en donde más personas mueren, con relación al número total de contagiados.

De acuerdo con el estudio que dio a conocer la Universidad Johns Hopkins, México registra 9.8 decesos por cada 100 contagiados, muy lejos del segundo lugar, Irán, con 5.4. El tercer lugar es Italia, con 3.8 y el cuarto Estados Unidos, con 2.2.

En días pasados se rebasó el millón de contagiados reconocidos oficialmente por el gobierno, cifra que también está muy por debajo de la realidad, pues al no realizar pruebas masivas ni seguimiento de contagiados, es imposible saber cuántos ciudadanos asintomáticos contrajeron la enfermedad.

Diversos especialistas coinciden en que los efectos de la pandemia pudieron haber sido menores en nuestro país si se hubieran tomado con las medidas adecuadas, entre ellas, la realización de pruebas masivas.

Bastaba con darle un pequeño pellizco a la enorme cantidad de recursos públicos que se gastarán en la refinería de Dos Bocas o en el Tren Maya para comprar las miles de pruebas que debieron ser aplicadas desde el primer momento entre la población.

Pero el presidente prefirió tomar las cosas con ligereza y frivolidad. A la exhibición de la estampita religiosa siguió su negativa –que mantiene hasta la fecha— de no utilizar cubrebocas, y su comportamiento irresponsable de las primeras semanas de abrazar gente en sus giras de trabajo.

Con la pandemia, López Obrador confirmó que no es el líder que pretendía ser. Ningún gobierno, ni estatal, ni municipal, ni siquiera los encabezados por Morena, lo secundó con su niñería de no usar cubrebocas. Tampoco la ciudadanía lo siguió.

En cambio, su comportamiento frívolo y omiso –avalado únicamente por el súper subsecretario Hugo López-Gatell— generó graves consecuencias, no solo en cuanto a la pérdida de vidas, sino en a economía y en la pérdida de empleos.

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Para el segundo trimestre del año, y a cuatro meses del inicio de la pandemia en México,  la economía había sufrido una caída del 18.7 por ciento y se había perdido un millón de empleos.

Aunque a partir del tercer trimestre hubo una ligera recuperación económica, cientos de miles de mexicanos perdieron ya sus pequeños negocios y millones perdieron sus empleos.

Analistas financieros del BBVA pronostican que a finales del año, 12.3 millones de ciudadanos engrosarán la cifra de mexicanos en pobreza extrema, un dato del que informará a principios del 2021 el Coneval.

Pero el gobierno de la autodenominada “Cuarta Transformación” sigue con sus mentiras, como la dicha hace dos días por el secretario de Salud –sí, hay un secretario de Salud–  Jorge Alcocer, cuando afirmó que la pandemia ya está controlada.

Y sigue con su frivolidad, como la mostrada por la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, cuando  dijo –parafraseando al presidente–  que la epidemia cayó “como anillo al dedo”.

OFF THE RECORD

**VÍAS SECUESTRADAS

Organismos empresariales y de comercio de Michoacán exigieron ayer al gobernador del estado, Silvano Aureoles, y a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que resuelvan el problema del bloqueo de vías férreas que lleva ya 49 días.

En un comunicado conjunto, los organismos advirtieron: “A Michoacán se le está asfixiando y es necesario que el Gobierno Federal cumpla con su función para resolver este problema. En un momento de crisis económica y sanitaria como este, es inaceptable que la autoridad responsable no tome en sus manos el conflicto y lo resuelva”.

Y es que…como que ni el gobierno estatal ni el federal le echan muchas ganas al asunto.

**ABOGADOS PIRATA

La SCJN determinó ayer que un gafete de identificación no acredita la calidad profesional de los abogados.

La Corte resolvió una demanda de amparo en la que el quejoso argumentó que durante una audiencia fue asistido por un defensor de oficio que no acreditó con documentos ser un profesional del derecho, sino solamente un gafete expedido por la Procuraduría para la Defensa del Indígena.

Y la pregunta brinca solita: ¿Cuántos defensores de oficio ejercen sus funciones sin haber concluido sus estudios solo amparados por un gafete?

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