Tristemente el sector más afectado por la “cacería de migrantes” son los niños, esos que no tienen la capacidad de darse cuenta por lo que están pasando y que, en el peor de los casos, pierden su vida porque unos cuantos no desean que vivan en condiciones dignas.
Tal fue el caso de Óscar Alberto Martínez Ramírez y su pequeña de un año y 11 meses, Valeria, migrantes salvadoreños que murieron ahogados cuando buscaban cruzar el Río Bravo desde Matamoros, Tamaulipas.
Se dice que Valeria fue arrastrada por la corriente y su padre, con el afán de rescatarla, también fue embestido por la fuerza del río. Por su parte, la madre de la menor, Tania Vannesa Ávalos, pudo cruzar pues fue rescatada por una tercera persona.
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La mujer de inmediato acudió con las autoridades para solicitar ayuda para encontrar a su familia, sin embargo, policías estatales, marinos y bomberos sólo rescataron los cuerpos sin vida de Óscar y Valeria
