A juzgar por lo que arrojan las encuestas, Movimiento Ciudadano se está convirtiendo en el partido que puede ser clave para la continuidad o para el freno, según sea el caso, del proyecto político encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Las encuestas confirman que el líder real de MC, Dante Delgado, va en camino de lograr su objetivo de convertir a su partido en la bisagra que abra o cierre las puertas en la Cámara de Diputados a la formación de mayorías para la aprobación de determinados asuntos.
Aliado durante años de López Obrador y del PRD y PAN en el 2018, esta vez Dante decidió que MC se la jugara solo, sin coaligarse con ningún otro partido, para probar su fuerza.
Las cosas le están saliendo bien. MC tiene amplias posibilidades de llevarse las gubernaturas de Nuevo León y Campeche, con lo cual tendría tres después del 6 de junio, dos más que el PRD, que solo tiene una pero que se podría quedar sin ninguna.
Además, MC es tercer lugar en seis estados: Sonora, Tlaxcala, Michoacán, Baja California Sur, Nayarit y Guerrero, algo que los partidos de izquierda nunca lograron.
¿Y entonces, qué va a pasar?
En varios de estos estados, MC se ha colocado por encima del PT y del PVEM, partidos ligados a la autodenominada “Cuarta Transformación”, con intenciones de voto de hasta el 20 por ciento.
Movimiento Ciudadano también va a conservar el dominio total que tiene sobre el estado de Jalisco. Sus candidatos se perfilan para ganar la alcaldía de Guadalajara y la mayoría de las diputaciones locales.
Este gran nivel competitivo demostrado en los comicios estatales por el único de todos los partidos con registro firme que no se alió con ninguna otra fuerza para ningún tipo de elección, se reflejará en la elección de diputaos federales y por consiguiente, en la nueva composición de la Cámara de Diputados.
Y, como lo previó Dante Delgado, MC será el partido bisagra en San Lázaro y objeto del deseo de PRI, PAN y Morena para la formación de bloques legislativos.
La pregunta es si Dante Delgado será capaz de resistir al canto de las sirenas morenistas o si de plano, al calor de una buena negociación, volverá a los brazos de López Obrador, a cuya sombra creció su partido a lo largo de más de 20 años.
