En noviembre de 2015, Andrés Manuel López Obrador pidió que le fuera retirado el registro al PVEM porque “son los que hacen el trabajo sucio a favor de la mafia del poder, a favor del PRI o del PAN”.
Se vivía aún la resaca de las elecciones de ese año en que fue renovada la Cámara de Diputados y el PVEM había sido acusado de cometer un sinfín de trampas y violaciones a la normatividad para favorecer al PRI, partido del que era satélite.
En al menos otras dos ocasiones durante ese 2015, López Obrador incluyó al PVEM dentro de “la mafia en el poder” y, el 28 de junio de ese año afirmó: “el Partido Verde es un partido de juniors; son los hijos o los nietos de los que han sido gobernadores del PRI, ahí está el que le dicen Niño Verde, quien es nieto de un gobernador del PRI de Tamaulipas”.
Ahora, ese partido “mafioso”, de “juniors”, que arrastra toda una historia de trampas, que de ecologista solo tiene el nombre y que ha hecho de venderse al mejor postor una forma de vida, es uno de los aliados electorales de Morena para encarar las elecciones del próximo año.
El PVEM fue fundado en 1986 por Jorge González Torres, dueño de la cadena de farmacias “El Fénix”, quien muy pronto se aburrió de la política y heredó el negocio –el del partido, no el de las farmacias— a su hijo, Jorge Emilio González Martínez, conocido como “El Niño Verde”.
Esta franquicia política nunca ha tenido vida propia. Su sobrevivencia ha dependido siempre de pegarse como rémora a un partido grande. Y su dueño ha tenido la visión de saber pegarse al tiburón que en ese momento nada más fuerte que los demás.
En el año 2000, el PVEM se alió con el PAN, que llevó a la Presidencia de la República a Vicente Fox. El amasiato se rompió tres años después, cuando “El Niño Verde” prefirió pegarse al dirigente nacional del PRI, Roberto Madrazo, quien se encaminaba hacia la Presidencia de la República.
En el 2006, Madrazo no ganó la Presidencia pero el PVEM sí logró consolidar una presencia decorosa tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, por lo que mantuvo sus lazos con el PRI durante todo el sexenio de Felipe Calderón y el de Enrique Peña Nieto.
Pero apenas de confirmó la debacle del priismo en las elecciones del 2018, el PVEM saltó del barco hundido y se cobijó en los brazos de quien tanto los aborrecía y los descalificaba: el nuevo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Hay que decir que en otros tiempos, la repulsión entre López Obrador y el PVEM era recríproca: el 28 de junio del 2015, “El Niño Verde” se jactaba de que su partido había contribuido a frenar a Morena en las elecciones de ese año.
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Y decía de López Obrador: “Se cree el centro del universo. Y yo creo que tiene que luchar contra esas debilidades del ser humano. No lo veo como un líder, lo veo como un enfermo de poder…se siente un iluminado”.
Ahora, estos dos personajes que tanto se aborrecían, el de la “Mafia en el poder” y el “Enfermo de poder” irán codo a codo en pos de consolidar el poder cuasi absoluto que ejerce el segundo de ellos desde la Presidencia de la República.
Hay quienes consideran a estas relaciones imposibles como un producto del pragmatismo. Hay otros que piensan que se trata más bien de promiscuidad política.
OFF THE RECORD
**¿CON QUÉ CARA?
El presidente Andrés Manuel López Obrador pidió a los gobernadores de los estados que no interfieran en el proceso electoral que está en marcha.
Pero él interfiere todos los días cada vez que descalifica a la alianza PAN-PRI-PRD.
Así que…¿Con qué cara, señor presidente?
**GRAN MONTAJE
Lo más destacado de la llegada del primer lote de vacunas anti-Covid fue el impresionante montaje a cargo del Gobierno Federal.
Tres secretarios de Estado, un subsecretario, discursos, un gran despliegue mediático.
Y todo para esconder el hecho de que sólo llegaron tres mil dosis de las cerca del cuarto de millón que se esperaban.
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