Durante los últimos días se ha comenzado a discutir la posible implementación de una nueva reforma en materia electoral, impulsada por Morena, para según consolidar un sistema democrático eficiente y austero.
Su vocero más visible ha sido el diputado por Morena Pablo Gómez Álvarez, quien planteó desaparecer el Consejo General del INE y, en su lugar, conformar una Junta General Ejecutiva, integrada por miembros elegidos por proceso de selección y supervisado por Diputados.
Sin embargo, a partir de esta propuesta, se han desatado un sin fin de disparates y ocurrencias por parte de sus compañeros, se han dado propuestas que carecen de lógica, que al parecer lo único que pretende Morena y sus legisladores –mayoría en el Congreso– con esta iniciativa, es tener control de todas las elecciones en el país, desde la presidencial hasta las municipales.
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Y es que Morena no cuenta con puestos políticos en los consejos de los OPLES, tampoco en los consejos distritales del INE ni mucho menos en el Consejo General, razón por la que anunció la desaparición de todo el aparato electoral para organizar una estructura provisional, cada tres años.
Algo terrible que podría sucederle a la democracia en México, pues que el gobierno tenga el control de las decisiones de los ciudadanos en tiempos electorales tanto federales como locales, es completamente una acción autoritaria para favorecer al partido, incluso al actual presidente con su dichosa consulta de revocación de mandato programada para 2021.
Tras la amenaza, el presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, afirmó que esto vulneraría la autonomía del sistema electoral.
Y una vez más, la supuesta cuarta transformación será aún más difícil de cumplir, si su integrantes, en vez de concentrarse en los problemas apremiantes del país, se empeñan en reproducir las viejas prácticas que tanto criticó.
