Morelos se pudre y cada quien está en su lucha

En Morelos, los niveles de inseguridad son muy altos. La inversión de empresas e industrias de todo tipo ha caído. La economía está por los suelos.

No obstante, en el estado no hay unidad. Todos luchan por una causa, pero por una causa diferente.

En los últimos días se han realizado diversas movilizaciones encabezadas por ciudadanos –y más de cien organizaciones sociales– con el fin común de exigir la renuncia del gobernador Graco Ramírez.

Si bien la responsabilidad de estos hechos debe ser asumida por la administración del mandatario perredista, existen intereses particulares que llaman a la sociedad morelense a señalar los errores de Ramírez.

Por ejemplo, el rector de la UAEM, Alejandro Vera, incitó a la marcha y encabezó la toma del Palacio de Gobierno después de que el mandatario se negara a pagar a la institución a su cargo 200 millones de pesos por supuestos malos manejos.

Por otro lado, los transportistas formaron su propio contingente al enterarse del proyecto del Morebús en Cuernavaca y en cinco municipios más; que de concretarse traería como consecuencia pérdidas económicas importantes para el gremio.

Mientras tanto, a la iglesia católica se manifiesta en contra de la iniciativa presidencial para reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo.

En entrevista para La Otra Opinión, el analista político, Dominic Campos, comentó que la situación del estado es complicada; sin embargo el estado se ha enfrentado a peores crisis y  jugar con las cifras en temas de violencia, no hará que desaparezcan.

Campos resaltó que Cuernavaca ha sido una ciudad de descanso y paz, y aunque se encuentre en un momento difícil aún no llega a los niveles radicales de otras zonas del país.

“La gente ha comenzado a manifestarse de acuerdo a sus necesidades particulares”, aclaró el analista.

Para finalizar, el morelense reiteró que el problema de su estado va más allá de las fallas de su gobernante. Pues por un lado está el miedo de la gente a denunciar, mientras que del otro lado existe una alerta constante de violencia y desigualdad.