Este miércoles, el que fuera presidente del PRI en el Distrito Federal –Mauricio López–, fue nombrado director general del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, es decir, el INEA.
Como seguramente recuerda, Mauricio López llegó a la presidencia del PRI capitalino luego de la caída en desgracia de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, a quien acusaron —sin pruebas—, de encabezar una red de prostitución.
Sin embargo, López tuvo que dejar la dirigencia tricolor prematuramente. Y es que, por estatuto, el PRI requiere tener a un hombre y a una mujer en su dirigencias. Un requisito que no se cumplió durante la presidencia de López.
Tras su salida de la dirigencia tricolor, Mauricio López se incorporó al INEA; o si lo prefiere, se sumó al equipo de Aurelio Nuño.
Este movimiento, a los ojos informados, se presta a múltiples interpretaciones.
Para algunos es un intento por afianzar la presencia de Aurelio Nuño en la capital del país. Es decir, como una jugada para preparar una eventual candidatura a la jefatura de gobierno.
Para otros, la llegada de López al equipo de Nuño se traduce como la incorporación de un hábil operador político en las filas de un precandidato presidencial.
¿Cuál es la lectura correcta?
¿Será que Mauricio López llegó a afianzar la candidatura presidencial de Aurelio Nuño?
¿Por qué López no regresó al equipo de Miguel Osorio, quien fuera su aliado y amigo?
¿Será que López y Osorio rompieron relaciones?
¿Será que López traicionó a Osorio?
¿Es ésta una señal de la disputa por la candidatura presidencial al interior del PRI?
¿Será que en el tricolor ya se mueven las aguas de sucesión?
¿Qué opina Miguel Osorio de la incorporación de su amigo en el equipo de Nuño?
No hay duda, vivimos en días de sucesión. Y si no, al tiempo.
