Anatomía de la mano
La mano, al tocar el viento,
el peso del cuerpo olvida
y al extremo de su vida
es su rastro último y lento.
No da al sabor instrumento
su lengua ciega y hendida,
y sólo otra duda anida
su duda de movimiento.
Mas como una sed en llamas
que incierta al azar disputa
toda la atmósfera en vano,
imita al árbol sus ramas
en pos de una interna fruta
la interrupción de la mano.
Tomado de la antología de Juan Domingo Argüelles: Poesía mexicana. De la época prehispánica a nuestros días.